Tegucigalpa, Honduras.-
El gerente general del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH), Rolando Canizales, informó que los trabajos de restauración del antiguo edificio Villa Roy avanzan en un 40 por ciento, tras concluir la primera fase del proyecto, enfocada en la estabilización del terreno.
De acuerdo con Canizales, ya se completó la colocación de más de 60 micropilotes que garantizan la firmeza del suelo, el cual es altamente propenso a movimientos. Esta labor fue fundamental para asegurar la viabilidad de la restauración de la estructura.
El proyecto fue planificado en dos fases: la primera destinada a estabilizar el terreno y la segunda orientada a restaurar el inmueble en su totalidad.
Con la conclusión de la primera etapa, también se intervino de manera parcial una de las paredes del edificio, que presentaba un alto riesgo y requería atención inmediata.
La primera fase comenzó a inicios de este año y se extendió hasta finales de agosto, logrando cumplir con los objetivos de seguridad estructural que permitirán dar continuidad a las siguientes labores.
El director del IHAH señaló que la segunda fase iniciará en los próximos meses y se proyecta concluir a mediados de 2026.
Esta etapa contempla además la instalación de la museografía, que permitirá habilitar nuevamente el espacio al público.
“Con la segunda fase el edificio no solo recuperará su valor arquitectónico, sino que se convertirá nuevamente en un referente cultural con salas abiertas a los visitantes”, precisó Canizales.
La restauración del inmueble, considerado patrimonio nacional, representa un esfuerzo por preservar la memoria histórica del país y garantizar que las nuevas generaciones puedan disfrutar de un espacio que forma parte de la identidad cultural hondureña.
Historia
El Museo de Historia Republicana Villa Roy es uno de los edificios más emblemáticos del país. Su construcción inició en 1936 y finalizó en 1940, bajo la dirección del arquitecto italiano Augusto Bressani y del maestro constructor Samuel Salgado.
La mansión, de estilo neoclásico, fue levantada como residencia privada en medio de la modernización que experimentaba la capital en ese período.
La casa pasó a ser propiedad de Julio Lozano Díaz en 1940, quien años más tarde se convertiría en presidente de Honduras. La familia Lozano habitó la mansión hasta 1979, cuando la ex primera dama Laura Vigil, viuda de Lozano, donó la propiedad al Estado hondureño, abriendo paso a que se convirtiera en espacio cultural.
El inmueble fue reinaugurado como el Museo de Historia Republicana en 1997, con exposiciones permanentes sobre la vida política, social y cultural de Honduras desde la independencia hasta el siglo XX.
Sin embargo, un fuerte sismo registrado en 2010 y la detección de una falla geológica provocaron el cierre del edificio debido a daños estructurales que comprometían su seguridad.