TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Media medida de maíz se convirtió en el sustento de una familia y el gusto de cientos de personas que disfrutan de los famosos pastelitos de
Los Tonelitos en la capital de Honduras.
Doña Otilia comenzó su negocio con sus dos hijas, a quienes enseñó a trabajar desde que eran niñas, junto a la escuela República de Honduras ubicada en el barrio La Guadalupe.
El regalo de una señora sería quizá uno de los mejores que tuvo en su vida, con el que logró sacar adelante a su familia hasta crear un negocio fructífero y de deleite para todas las personas que la visitaban cuando solo tenía un tonel para freír sus deliciosos pastelitos.
Su hija Digna Palma, quien siguió la tradición de hacer pastelitos, tras la muerte de su madre y de su hermana, es el pilar de este pequeño negocio que no cambia su esencia, ni su sabor, a pesar de existir desde hace 50 años.
'Mi madre nos había enseñado a trabajar desde pequeñas. Yo desde la edad de 10 años envolvía nacatamales. No tuvimos niñez, no tuvimos juventud... solo trabajando porque ella era bien trabajadora y era bien estricta', reveló Palma.
Recordó que su mamá no fue quien le dio el nombre de Los Tonelitos, como es conocido hoy en día, sino que fueron sus clientes quienes le llamaron de esa forma.
Este patrimonio y legado que hoy es sostenido por Digna Palma lo heredará su hija Olga Salgado, quien conoce la receta de su abuela a la perfección y la está enseñando a sus hijos, y que pronto pasará a sus bisnietos para que no se pierda la tradición.
Hoy en día, Los Tonelitos se ha expandido su menú, ya no solo son pastelitos y nacatamales, también se venden tacos, plátanos, yuca con chicharrón, panes con frijoles, baleadas y tajaditas.
Además, han abierto otro local en la capital de Honduras para que los amantes de los famosos pastelitos puedan degustar del producto.
Los Tonelitos, así como cientos de más de negocios en el país, se vieron gravemente afectados por la pandemia del coronavirus. Cerraron sus puertas por varios meses hasta que se permitió vender comida a domicilio.
Muchos se preguntan cuál es la receta, otros han querido replicarlo, pero solo la familia sabe el secreto para hacer los que son considerados los pastelitos más ricos de la capital.
Doña Otilia comenzó su negocio con sus dos hijas, a quienes enseñó a trabajar desde que eran niñas, junto a la escuela República de Honduras ubicada en el barrio La Guadalupe.
El regalo de una señora sería quizá uno de los mejores que tuvo en su vida, con el que logró sacar adelante a su familia hasta crear un negocio fructífero y de deleite para todas las personas que la visitaban cuando solo tenía un tonel para freír sus deliciosos pastelitos.
Su hija Digna Palma, quien siguió la tradición de hacer pastelitos, tras la muerte de su madre y de su hermana, es el pilar de este pequeño negocio que no cambia su esencia, ni su sabor, a pesar de existir desde hace 50 años.
'Mi madre nos había enseñado a trabajar desde pequeñas. Yo desde la edad de 10 años envolvía nacatamales. No tuvimos niñez, no tuvimos juventud... solo trabajando porque ella era bien trabajadora y era bien estricta', reveló Palma.
Recordó que su mamá no fue quien le dio el nombre de Los Tonelitos, como es conocido hoy en día, sino que fueron sus clientes quienes le llamaron de esa forma.
Este patrimonio y legado que hoy es sostenido por Digna Palma lo heredará su hija Olga Salgado, quien conoce la receta de su abuela a la perfección y la está enseñando a sus hijos, y que pronto pasará a sus bisnietos para que no se pierda la tradición.
Hoy en día, Los Tonelitos se ha expandido su menú, ya no solo son pastelitos y nacatamales, también se venden tacos, plátanos, yuca con chicharrón, panes con frijoles, baleadas y tajaditas.
Además, han abierto otro local en la capital de Honduras para que los amantes de los famosos pastelitos puedan degustar del producto.
Los Tonelitos, así como cientos de más de negocios en el país, se vieron gravemente afectados por la pandemia del coronavirus. Cerraron sus puertas por varios meses hasta que se permitió vender comida a domicilio.
Muchos se preguntan cuál es la receta, otros han querido replicarlo, pero solo la familia sabe el secreto para hacer los que son considerados los pastelitos más ricos de la capital.