Tegucigalpa, Honduras.- Lo más difícil que muchas personas viven en los albergues es tener que estar fuera de su casa junto a sus hijos y lejos de su rutina y de la comodidad de su espacio, la que están acostumbradas. Tal es el caso de doña Yadira Azucena Alvarado.
Alvarado tuvo que evacuar su vivienda por el deslave de tierras y el derrumbe de muros ocurrido desde el pasado 23 de septiembre a causa de las lluvias.
“Gracias a Dios nos han atendido bien; la Alcaldía nos trae comida y nos ayudan, a ver qué respuesta nos dan. Es bien difícil estar fuera de su hogar”, expresó doña Yadira.
Son varias las familias albergadas en Altos de El Paraíso: un total de 22 niños y 13 adultos permanecen refugiados en el lugar.
“No podemos estar en las viviendas porque nos dijeron que abrirían este albergue; lo más importante es salvar nuestras vidas”, reconoció doña María.
Cada una de las personas albergadas tiene una historia que contar, aunque todas comparten el mismo problema: han perdido su casa.
“Son cosas que uno no espera, vienen de repente... estamos en las manos de Dios”, aseguró doña Yadira.
Otra de las historias en la colonia Altos de El Paraíso es la de doña Ana Moreno, quien tiene más de 22 años de vivir en la zona. Es madre de un niño con discapacidad.
“A mi niño le dan el bono; espero en Dios y en el alcalde que me ayuden. No quiero que mi casa se me vaya al guindo”, expresó con preocupación.
Doña Ana vive en una casa de madera que también está en riesgo por los deslizamientos en la zona. Aun así, no quiere abandonarla por el cuidado de su hogar y de su hijo.