Pese a la regulación municipal que prohíbe la venta y comercialización de productos elaborados con pólvora, los mercados de Comayagüela son un punto de trasiego de explosivos de alto impacto.
Como si se tratase de verduras o ropa, los carretilleros y algunos comerciantes estacionarios exhiben en sus puntos de venta cohetes, luces de bengala y peligrosos morteros.
Y sin tapujos promueven su mercancía en un rotundo desacato a la ordenanza Cero Pólvora, que desde hace seis años establecieron las autoridades municipales en el Distrito Central.
Tal parece que el tardío lanzamiento de la campaña anual de control de venta de explosivos permitió que los vendedores introdujeran el producto a la ciudad.
Y no solo en los mercados se aprecia la venta ilegal, en algunos bulevares y colonias los pulperos y buhoneros hacen su agosto con la comercialización.
En los mercados de Comayagüela la venta de los explosivos no son la excepción.
En el semáforo de la colonia Miramontes cinco vendedores se apuestan en una mediana a vender material detonante.
Juana Durón, vecina de la colonia El Carrizal, denunció que los estallidos de los petardos son constantes en su comunidad. “Esta comercialización descarada podría ser el preludio que este año no se alcanzará la meta de cero niños quemados”, sentenció.
