El servicio sin control de mototaxis encarna el ingrediente definitivo para la receta del desastre vial.
Al menos es lo que se infiere al comprobar que unos 50 barrios y colonias de la capital han sido invadidos por el controversial sistema, al grado que hasta poseen sus propias terminales.
Los expertos en vialidad avisoran que si las autoridades de la Dirección General de Transporte (DGT) no controlan a tiempo las polémicas unidades, comenzará una imparable plaga.
Y es que en otras ciudades del mundo lo que comenzó como pequeñas asociaciones y cooperativas degeneró en una epidemia de unidades que compiten con el transporte tradicional.
Cabe señalar que los motores impulsadores del polémico sistema son la falta de empleo y el colapso del transporte convencional en el Distrito Central.
Pues el servicio que opera en Tegucigalpa acarrea varios problemas que los representantes del gremio no han podido sortear a lo largo del tiempo, como la inseguridad y saturación de varios corredores.
Caos e infracciones
Los operadores del sistema de transporte convencional ya emplazan una exigencia por la regulación del servicio.
Entre los principales argumentos para su exigencia destaca la falta de medidas de seguridad en las unidades de tres ruedas.
“El sistema geográfico de la capital es muy quebrado e irregular, por lo que estas unidades no son óptimas para circular”, argumentó Jorge Lanza, representante del Consejo Nacional de Transporte (CNT).
Y es que la invasión de rutas primarias ha sido la manzana de la discordia entre dirigentes del transporte y mototaxis.
Aunque los pilotos de las mototaxis sostienen que solo transitan a lo interno de circuitos desprovistos de transporte, la irrupción en calles primarias, avenidas y bulevares es clara.
Pues para trasladarse entre colonias, deben transitar por los corredores primarios y de alta circulación vehicular.
Ezequiel Baquedano, subdirector de la DGT compartió la opinión de Lanza, al declarar que “los pasajeros están expuestos, porque no es un transporte que goce de seguridad y solo está destinado a tramos cortos”.
“¿Qué pasaría si una mototaxi invade un corredor primario, empieza a pelear vía y se vuelca? Sería una tragedia porque no tienen el equipamiento para soportar el choque”, cuestionó Baquedano.
Por otra parte, en varios sectores se ha descubierto que jóvenes menores de edad permanecen frente al volante de los equipos.
Ante la clara infracción, Kemel Ordóñez, vocero de la Dirección Nacional de Tránsito (DNT), señaló que revisarán la ley para conocer el estatus legal de las unidades, sin embargo, ningún operador de transporte puede ser menor de 25 años.
Pero mientras las autoridades de la DGT no definan una ley clara para regular las unidades, las autoridades de Transito y ellos mismos están de manos atadas para proceder contra el sistema.
La ley actual es difusa y apenas en el artículo 62 del Reglamento de Transporte habla tenuemente de una infracción: “Las personas naturales o jurídicas que hayan obtenido permiso para gozar de servicios privados de transporte terrestre, incurren en competencia desleal si prestaren servicio público en corredores no autorizados, y quedarán sujetos a las responsabilidades consiguientes”.
Por otra parte, la falta de transporte y la demanda de la población ha permitido que las mototaxis incursionen en el servicio de las carreras directas y los operadores se excedan en el cobro de elevadas tarifas.
“Hemos conocido que los precios se mantienen entre cinco y diez lempiras, pero cuando realizan carreras directas algunos cobran hasta ochenta lempiras”, fustigó Baquedano.