San Pedro Sula, Honduras.- La tragedia aérea ocurrida en Roatán, Islas de la Bahía, le ha cambiado la vida de un día para otro a la familia Mejía Miralda.
Con su corazón destrozado por la pérdida de su hermana Nidia Judith Miralda Benitez y con su cuñado y sobrina en estado grave en el Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), doña Xiomara Rápalo saca fuerzas de flaqueza para contar su testimonio.
“No hay palabras para decir lo que se siente en este momento, uno no se espera que pasen tragedias como esta donde familias enteras se pierden, familias felices, matrimonios felices, porque mi hermana y mi cuñado eran un matrimonio super feliz y con 7 hijos”, narra agobiada por el dolor, antes de que un nudo en su garganta le impidiera hablar.
Su cuñado Luis Mejía, gravemente herido, lucha por sobrevivir en un sistema de salud colapsado, dice. Mientras su sobrina Alejandra Henríquez, tiene un diágnostico desgarrador.
“Ella está en el IHSS y nos han dicho que le van a amputar las piernas porque el golpe fue muy fuerte. Mi cuñado también está muy mal”, relata a Hoy Mismo.
Doña Xiomara ha podido hablar con su cuñado quien le ha contado lo sucedido en el fatídico vuelo del lunes 17 de marzo cuando salía del Aeropuerto Juan Manuel Gálvez en Roatán y con destino a la ciudad de La Ceiba.
“En la madrugada me contó que el avión apenas había despegado cuando se escuchó un estruendo y hubo un giro brusco hacia la derecha. Mi hermana iba sentado en ese lado y me imagino que se golpeó su cabeza contra la pared del avión. Debió haber muerto instantáneamente, porque cuando la encontraron, aún tenía puesto su cinturón de seguridad”, relata.
“Mi cuñado dice que cuando él menos acuerda está en el mar y que solo gritaba: mi esposa, mi esposa y que él la buscaba y la buscaba por todos lados y no la encontró”.
Los rescatistas, pescadores de la zona, a quienes ella califica como ángeles que Dios pone en el camino, salvaron a su cuñado y a su sobrina. “De ahí llegó el pescador y al ver que ellos gritaban que los ayudaran, los rescataron a ellos”.
Sus familiares llegaron el mismo lunes a Roatán para ganarse el pan de cada día. Su hermana es dueña de una vidriería y llegó a la isla a realizar unas mediciones de un proyecto de un cliente de la zona.
“Como se dijo de un frente frío mi hermana pensó que se podía quedar varada en Roatán y mejor agarró ese avión de regreso, pero es el pasaje más caro que nos ha cobrado la vida a nosotros, son 7 hijos los que deja”, comenta enmedio del llanto.
“Ahora vamos a afrontar la vida de una forma diferente, no nos la podemos creer que la vida nos haya cambiado de un día para otro”, logra agregar.
Sistema de salud les queda a deber
A la tragedia de la familia Mejía Miralda se le suma la poca atención en salud. Doña Xiomara recuerda que la presidenta Xiomara Castro dijo que iba a hacer todo para que los sobrevivientes tuvieran la mejor atención y que no es así.
“He estado aquí desde ayer y nos han dicho que van a tardar de dos, tres y hasta cuatro meses para operarlo porque hay filas de personas esperando cirugía. ¿Cómo pueden estar incumpliendo cuando delante de todos y el mundo dijeron que estas personas van a tener prioridad para su salud, para seguir manteniendo su vida y la esperanza? lo que pasa con el sistema de salud es increíble”, denuncia.
Ni el gobierno ni la aerolínea los contacta
Visiblemente afectada y por momentos no contiene las lágrimas, doña Xiomara lamenta y cuestiona la irresponsabilidad de los dueños de la aeronave. Según dijo, permitieron el vuelo de un avión en condiciones deficientes.
“Es increíble que haya empresas que, sabiendo que sus aviones están malos, aún así decidan transportar a 17 personas. No hay una responsabilidad. Nadie dice: ‘Paren el vuelo, este avión no es apto para viajar’. Es una irresponsabilidad grandísima”, arguye.
La familiar cuestiona la falta de apoyo por parte de la aerolínea y del gobierno. “Nadie de la empresa se ha comunicado con nosotros. Cada quien ha tenido que arreglárselas para recuperar los cuerpos de sus seres queridos”.