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TEGUCIGALPA, HONDURAS.- La repentina muerte de dos jóvenes promesas en un entrenamiento físico para ingresar a la Academia Nacional de Policía (ANAPO) ha conmocionado a la población hondureña, pues el caso parece estar cada vez más nublado y la incertidumbre ha arropado a familiares de las víctimas.
En las últimas horas han surgido detalles sobre la personalidad y metas que tenían Ronal Javier Coello Coello y Jairo Josué Martínez, quienes con la ilusión de convertirse en sub inspectores auxiliares -en cuatro meses- se sometieron a las respectivas pruebas de la institución sin imaginar que todo terminaría en tragedia.
La primera víctima fue Jairo Martínez, quien el día del incidente -domingo 11 de septiembre- se levantó temprano y se alistó para emprender su camino. Su padre lo despidió con la frase: “En esta vida no hay nada imposible, solo cuídese”.
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Martínez, quien se graduó de la UNAH de Informática Administrativa, trabajaba en la Secretaría de Seguridad y también estaba cursando una maestría. Su progenitor lo describió como un joven ‘estudioso y visionario’.
A través de su cuenta de Facebook se puede ver que era un amante del fútbol nacional, aficionado de Motagua. De hecho, un familiar suyo comentó para un medio local que de pequeño jugó en el equipo azul.
El dato anterior incluso derriba la teoría que surgió de parte de las autoridades sobre una posible ingesta de bebidas energizantes, pues al igual que en el ente policial, en el fútbol estas prácticas también están prohibidas.
Además, sus amigos lo han descrito como un joven ‘soñador’ que con esfuerzo y dedicación alcanzaba sus metas.
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Segunda víctima
Sobre la segunda víctima, Ronal Javier Coello Coello, poca información ha trascendido. Sin embargo, se mantiene la premisa que al igual que Martínez buscaba prepararse para encontrar mejores oportunidades.
La muerte de Coello se reportó en horas tempranas de este lunes y aunque preliminarmente se maneja que la causa habría sido intoxicación, esta información no ha sido confirmada todavía.
Ronal tenía 34 años y era un profesional del derecho. Estaba casado y nació en el departamento de Francisco Morazán.
Cabe señalar que además de las dos víctimas, unos 14 resultaron afectados, pero se mantienen estables.
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Trágico final
El proceso de formación dio inicio el mismo domingo 11 de septiembre en las instalaciones de la Academia Nacional de Policía (ANAPO) ubicadas en la ciudad de La Paz, en el departamento del mismo nombre.
Antes de las 8:00 de la mañana más de 500 aspirantes llegaron en compañía de sus familiares para ingresar a la sede policial y comenzar el camino para cumplir un nuevo sueño: integrar las filas de la institución y en cuatro meses convertirse en sub inspectores de Policía en el área auxiliar.
Al exterior de la ANAPO las escenas eran conmovedoras, pues los padres, hermanos y demás seres queridos abrazaron a los aspirantes antes de despedirse de ellos y esperar por el aviso de las fechas en las que se les permitirá recibir visitas, pues estarán internos durante los cuatro meses siguientes.
La Policía Nacional compartió los emotivos momentos a través de sus redes sociales, donde se observó que el proceso se desarrolló en orden, como en años anteriores.
Pero tras que se conociera el deceso del primer joven, los usuarios de las redes sociales reaccionaron indignados, pues cuestionaron el supuesto uso de gas lacrimógeno y la realización de ejercicios físicos no aptos para los jóvenes, que horas antes eran unos civiles más.
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