Inconsolable llora Karen Pineda frente a la cama de su hermana de 16 años en la Sala de Emergencia de Cirugía en el hospital Mario Rivas, quien se debate entre la vida y la muerte desde hace nueve días, cuando desconocidos le dispararon hiriéndola en el cuello.
Ahora su mayor preocupación es ver de dónde saca dinero, pues desde el día que la menor ingresó al centro asistencial han tenido que pagar 3,000 lempiras diarios por el alquiler de la máquina que le ayuda a respirar.
“Los médicos me han dicho que si le quitan el respirador artificial ella se muere, por eso me desespera saber que si no consigo dinero, la clínica donde alquilo el aparato vendrá a llevárselo”, contó angustiada la hermana.
Mientras Pineda conversaba, la menor movía insistente sus labios y repetía: “Ayuda...ayuda”.
El ataque
Pineda relató que el día de la tragedia, a eso de las 7:00 PM, su hermana esperaba bus en la entrada de la colonia Tara, donde trabaja, cuando fue atacada.
“Ella trabaja en una casa limpiando. No sabemos por qué le hicieron eso, si ella es una buena niña. Ahora solo me queda pedirle a Dios que si se la va a llevar, que lo haga ahora porque nos duele verla sufrir”, aseguró.
