Estrategia de escape
Unas horas después de despertar y tras tratar de imitar la labor que hacía su madre al sacar agua de un pozo, Edín Alexander Ruiz, de dos años, cayó dentro del agujero de 35 metros de profundidad y con unos dos metros de agua.
Su madre María Fidelina Ruiz, de 26 años, al percatarse que su vástago caía al vacío decidió arriesgar su vida y con ayuda de un lazo bajó para sacar a flote a su pequeño.
La joven madre en su desesperación por salvar la vida del niño no tuvo tiempo para pensar en cómo retornaría a la superficie, hasta que se encontraba en el interior del hueco, y tras varios intentos por subir por medio de la cuerda que bajó, comenzó a tener problemas para respirar.
Sumado a esto el menor no respondía a su llamado, por lo que comenzó a pedir auxilio de alguna persona que se encontraba a la orilla del pozo.
Los gritos y el llanto de la señora eran desgarradores, pues temía que su retoño no saliera con vida, ya que sangraba de la cabeza y se mostraba inconsciente. También temía por su vida, debido a que al encontrarse en lo profundo sentía que se asfixiaba.
En ese momento Óscar Alberto Ruiz, de 26 años, hermano de la señora, decide sumarse al rescate y entró a la profundidad para tratar de salvar a sus parientes, pero falló en el intento, ya que en vez de ayudar se sumó a la tragedia, luego que también le resultara imposible salir del pozo.
Es así como los dos adultos trataron de mantener sus cabezas fuera del agua, así como la del pequeño por varios minutos hasta que llegaron los socorristas.
Rescate
La desesperación de otros parientes y vecinos alertaron a los miembros del Cuerpo de Bomberos, quienes a eso de las 9:45 de la mañana llegaron al barrio El Sesteo, de Juticalpa, para rescatar a las víctimas.
“Se nos informó del accidente y de inmediato nos trasladamos al lugar cuatro bomberos, con una unidad de rescate y una ambulancia”, dijo Mario Turcios, sargento de bomberos.
La labor de rescate tardó entre cinco y ocho minutos, el primer en ser rescatado fue el menor, luego la madre y el último fue el tío, quienes presentaban laceraciones en varias partes del cuerpo a causa del descenso desesperado en el agujero.
El pequeño fue el que resultó con golpes internos y externos, situación por la cual de inmediato fue trasladado al hospital San Francisco. “Mientras trasladábamos a las víctimas hacia el hospital para que fueran evaluadas, el niño presentó un paro respiratorio, pero logramos estabilizarlo, gracias a Dios les salvamos”, manifestó Turcios.
De acuerdo con el agente bomberil, en el rescate se contó con el apoyo de vecinos, quienes de inmediato se pusieron a la disposición de los socorristas para auxiliar a las víctimas.
“Es importante agradecer la colaboración de las personas que se encontraban en el lugar, esto nos facilitó el rescate”, aseguró Turcios.
De este tipo de accidentes se reportan entre dos y tres por año en la comunidad, de acuerdo con los apagafuegos.
El llamado es para los padres para que mantengan vigilados a los niños y colocar tapaderas a los pozos malacates.
Las tres personas hasta la tarde del sábado se encontraban estables y dados de alta.
Incendio
Unos 15 minutos después del llamado de auxilio en El Sesteo, los bomberos fueron informados del incendio de un local de venta de golosinas en el barrio La Soledad, por lo que de inmediato se desplazaron tres unidades contra incendio y 12 socorristas entre voluntarios y permanentes.
En el lugar, además se mantenían almacenados materiales plásticos, hornos eléctricos, electrodomésticos y equipo de cocina.
Las pérdidas superan los dos millones de lempiras, informó Guillermo Galindo, propietario.
“Se disipó el trabajo de toda mi vida, pero lo más importante es que no hay pérdidas de vidas”, expresó Galindo.
Para controlar el siniestro fue necesario utilizar seis mil galones de agua. Las causas del incendio aún se desconocen.
