Otra tragedia aérea se registró ayer en el país, esta vez en el departamento de Comayagua, región central de Honduras.
Un avión de carga tipo Aerocomander 500, con matrícula TGJAB, de Guatemala, se vino a pique por razones que son aún desconocidas.
Los dos tripulantes, Juan Manuel Gómez Pérez, de 50 años, y Otto René Monzón
Monroy, piloto y copiloto, respectivamente, murieron al instante y sus cuerpos quedaron entre el hierro retorcido en la orilla del río Plan de Cedros o río Oro, una zona cafetalera de Comayagua.
Autoridades del Ministerio Público de Comayagua llegaron a la zona a realizar el reconocimiento de los cadáveres, los que fueron rescatados por elementos del Cuerpo de Bomberos y personal de la Fuerza Aérea Hondureña (FAH).
Según los informes proporcionados anoche, la aeronave no era propiedad de la empresa de envíos estadounidense, UPS. Un comunicado oficial emitido por esta compañía establece que el avión de carga, que volaba desde San Pedro Sula a Tegucigalpa, era propiedad de la empresa CM Airlines.
“Ha sido comprobado que el avión en cuestión no es un avión de UPS, sino de uno de nuestros contratistas CM Airlines. El avión llevaba a bordo cierto volumen de UPS”, dice el comunicado oficial.
Posibles causas
La aeronave pudo haberse estrellado por las ráfagas de viento que habían en ese momento, por lluvia o por densa neblina, aunque expertos no descartan que pudiera haber error humano o una falla mecánica.
También los especialistas no descartaron analizar si la tormenta solar programada para ayer y que afectaría los sistemas de aeronavegación podría haber influenciado.
Esta aeronave tenía programado aterrizar a eso de las 11:40 de la mañana en Toncontín.
Unos 40 minutos antes había despegado de San Pedro Sula.
Los vecinos de Planes de Cedros 2, de la jurisdicción de San Jerónimo, afirman que el estruendo lo escucharon a eso de las 11:25 de la mañana.
A esa misma hora, la aeronave había hecho el último contacto con la torre de control.
Al momento del contacto, los sistemas indican que el bimotor estaba a unos 70 kilómetros de Toncontín.
Al desaparecer de los radares, de inmediato las autoridades de Aeronáutica Civil dieron parte a la Fuerza Aérea Hondureña para que iniciara la búsqueda.
El director de Aeronáutica Civil, Manuel Cáceres, confirmó que producto del accidente no hubo sobrevivientes.
“No hay posibilidad de que estén vivos, la aeronave está completamente destruida”, dijo a las radios capitalinas Wilmer Mendoza, regidor de San Jerónimo, Comayagua.
El campesino Rafael Bonilla aseguró que “nosotros vimos el bajón del avión como que venía con desperfectos, de allí oímos el bombazo y miramos un montón de papeles en el aíre”.