Gracias, Honduras.- "Escribo para no olvidar, ese ha sido mi mantra desde que inicié en el oficio de comentar libros, esencialmente porque tengo muy mala memoria", inicia Josué Álvarez en la presentación de su libro.
Y así de las páginas de Word esos "recordatorios" literarios de Álvarez pasaron a las páginas de su sección "Diario de lectura" en El Heraldo y ahora a las de un libro: "Contra el olvido".
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La presentación de esta recopilación de 33 reseñas literarias se llevó a cabo en la sede de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM) en Gracias, y en el marco del IX Festival Internacional de Poesía Los Confines.
El libro forma parte de la colección Tertulia de la Editorial Efímera, y se suma a los ya publicados por el autor en cuento y poesía: “Guillermo, el niño que hablaba con el mar”, “Instrucciones para un taxidermista” y “De la estirpe del cacao". Próximamente "Mejor que la soledad".
De la profundidad a la sencillez
Hay en el trabajo de Josué Álvarez una característica: es sencillo.
Sus reseñas son una puerta que no se cierra para ningún lector, ni para el más experimentado ni para el más inmaduro.
Tiene esa facilidad de palabra en la que nos adentra a un texto en el que está la confianza de lo entendible, de lo cercano, de lo experiencial.
Y es desde la experiencia lectora y la amenaza del olvido, que Álvarez comenzó a transitar los caminos de la crítica, y así el lector disciplinado se convirtió en un crítico igualmente disciplinado.
Por sus textos ha pasado la obra de Nery Alexis Gaitán, Iveth Vega, José Antonio Funes, Antonio Aguilera, Mario Amaya, Javier Suazo, Ernesto Bondy, Giuseppe Vijil, Armando Maldonado, Roberto Castillo, Albany Flores Garca, Kalton Brühl, Dennis Arita, Murvin Andino, Luis Velásquez, Juan José Bueso, Leonel Alvarado, Jorge Medina García, Óscar Flores, Héctor Leyva, Salvador Madrid, Servio Flores, Fabricio Estrada, Óscar Estrada y Venus Mejía, entre otros.
Cuando Luis Lezama comenta que Josué Álvarez es un crítico "generoso", el autor lo confirma, y lo hace recordando algo que le dijeron cuando estudiaba la carrera de Letras: "los malos libros se entierran solos".
Y reconoce que cuando escribe sobre un libro se da a la tarea de encontrar la belleza y el mérito literario "más que cualquier otra cosa".
Consultado sobre su responsabilidad como crítico, Álvarez dijo que su compromiso es acercar a los lectores a la literatura, que no busca hacer amigos ni enemigos con lo que escribe, pero sí una reivindicación literaria.
Ante la pregunta sobre si el proceso de una escritura sencilla es complejo en sí mismo, el autor responde que sí, y más en un contexto académico como en el que se desenvuelve, pero que su ejercicio crítico no busca ponerle trampas al lector y mucho menos dejarlo al margen. Tampoco quiere romantizar la literatura ni dejarla como un ejercicio aleccionador o moralista.
Y así, el trabajo de Josué Álvarez se constituye como una referencia de la literatura hondureña en un país donde son pocos los que siembran en las tierras de la crítica.