Siempre

Hebras de luz entre la tierra y la memoria

Texto curatorial del proyecto “Las crucitas, sueños para habitar el silencio', muestra fotográfica de Daniela Lozano, inaugurada el 23 de junio en formato virtual desde Casa Quinchon

FOTOGALERÍA
28.06.2021

TEGUCIGALPA, HONDURAS-. Desde el año 2018 empezamos a concebir este proyecto con la artista de la fotografía Daniela Lozano, sin embargo, desde el año 2016 ella me había mostrado imágenes de esa comunidad que me llamaron la atención por la energía que emanaba de cada espacio o situación que Lozano documentaba.

Entonces le propuse concebir un proyecto antropológico que hiciera un viaje por la cotidianidad de esta aldea, ubicada en las montañas que rodean el municipio de Nacaome en el departamento de Valle.

El proyecto fue denominado “Las Crucitas: Sueños para habitar el silencio”. Hemos buscado documentar y escuchar ese silencio histórico de los olvidados de la tierra.

Estas comunidades son hijas del silencio, el silencio las vuelve taciturnas, somnolientas, viven cubiertas de un manto de indolencia; la rutina cotidiana invisibiliza la existencia de la aldea, todo existe y nada es, todo se evapora en el sopor de su cálida quietud.

Estamos frente a una comunidad sin voz, no se nombra, se silencia a sí misma.

Foto: El Heraldo

Soñarla equivale a eternizarla en la memoria, soñarla es pensar esta comunidad desde la esperanza y el deseo, es conectarse con lo más profundo del inconsciente colectivo para verse en el espejo de su historia y recobrar su sentido de identidad y pertenencia.

Soñarla es reescribirla en un imaginario que revele sus energías vitales, que se apropie de su ser y lo trascienda, soñar esta comunidad es descubrir su voz, el lenguaje de lo que evoca, de lo que vive y quiere ser. Para trascender el silencio solo es posible soñarlo desde el arte, en este caso desde la fotografía de Daniela Lozano.

Comprender este silencio y estos sueños le permitió a la artista captar la esencia del proyecto, de esta manera, su cámara fue registrando momentos claves en la identidad de Las Crucitas.

Su ojo recorrió las labores de los aldeanos, sus costumbres, sus instrumentos de trabajo, objetos domésticos, sus formas de convivencia, las diferencias sociales de acuerdo a sus ocupaciones, los tipos de vivienda, la tierra y las manos que la transforman, en fin, cada fotografía nos fue revelando el modo de ser de la gente y la aldea.

Llama la atención el ángulo de cada imagen, no me refiero al aspecto técnico o formal, más bien, quiero evidenciar el ángulo sensible con que la artista se acerca a la vida de la comunidad.

Hay en estas fotografías una búsqueda consciente de lo más íntimo de los seres y su cultura; los tiempos y acercamientos en cada foto marcan el ritmo de la propia comunidad, es como si en cada foto el corazón de la aldea palpitara y nos hablara.

Foto: El Heraldo



Ese ángulo me parece más justo que la propia ejecución técnica y si quisiéramos hablar desde la disposición técnica, basta con ver la fotografía de los bloques de adobe para darnos cuenta que ese ángulo reúne y proyecta el conjunto en un haz de masa y luz absolutamente armonioso.

Estamos abiertos al juico crítico, sin embargo, el estudio técnico y la valoración conceptual de este trabajo requiere de la mirada de otro especialista, el texto que presento solo ofrece una perspectiva de los procesos curatoriales que acompañaron este proyecto hasta hacerlo realidad.

Otro aspecto que deseo enfatizar en este texto es el carácter simbólico de estas fotografías, y es así, por la naturaleza antropológica de la propuesta.

Los símbolos captados por la cámara de Lozano son la representación gráfica de los arquetipos culturales de esta comunidad, es por ello que cada foto aquí exhibida es el producto de un largo y sostenido proceso de discusión entre la fotógrafa y el curador, ninguna fotografía fue seleccionada al azar, cada una responde a los propósitos de la investigación de campo que se trazó, es esta investigación la que definió el perfil simbólico de cada imagen, es por ello que este conjunto fotográfico termina siendo una sola imagen: la memoria de la aldea.

Dejamos estas imágenes como un reconocimiento a los habitantes de Las Crucitas y a su vez, es un homenaje a la memoria de aquellos que murieron con un sueño entre montañas, esperando que un día la comunidad pueda ver cómo el cielo entra por las ventanas de sus casas; mientras tanto, estas fotografías de Daniela Lozano ya forman parte de su historia, es un tiempo detenido para que la comunidad vea su rostro a través del lente de esta cámara amorosa.