Honduras

Vecinos de Danlí retoman producción del vino de coyol

De cada tronco se extraen entre 50 y 60 litros del líquido blanquecino, en un período de un mes.

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14.04.2014

“Si de sofocar el calor se trata, nada mejor que un vaso de vino de coyol”, dijo Marcio Aguilar, vecino la aldea San Diego, Jamastrán, al explicar las bondades del elixir que produce en el patio de su casa.

Y es que Aguilar luego de varios años de haber suspendido la venta del líquido decidió que este año era propició retomar el tradicional proceso de producción de la exquisita bebida.

Las altas temperaturas en la comunidad donde reside y la esperanza de obtener algún ingreso económico fueron los motivos por los que Aguilar decidió reencontrarse con la actividad que le heredaron sus antepasados.

“Yo aprendí la labor de niño, cuando ayudaba a familiares a producir el vino, que solo se puede lograr en verano”, manifestó.

Para la obtención de los troncos de los árboles el entrevistado tuvo que viajar hasta las montañas del municipio de Danlí.

“Este año tuve la fortuna de que me regalaron las palmas de coyol, ya que si me hubiese tocado comprar los árboles mantuviéramos otros costos”, explicó.

El costo de un árbol de coyol en la zona es entre 450 y 500 lempiras, a esto se suma el pago del traslado de los troncos hacia su comunidad de origen.

En total recibió 27 árboles, con los cuales espera lograr una ganancia considerable.

De cada tronco se producen entre 50 y 60 litros de vino, durante 30 días.

El elixir puede tomarse con una pajilla de forma directa del tronco o recolectarlo en un vaso para agregarle hielo, explicó Aguilar.

Proceso

Para lograr extraer el líquido blanquecino se debe cortar el árbol y perforar un agujero a escasos centímetros de donde salen las ramas de la planta.

De forma posterior el hueco debe cubrirse con una manta para evitar que el líquido pueda dañarse con la caída de polvo o atraer insectos.

La extracción del vino se realiza con cuidado con ayuda de un vaso, que según Aguilar debe estar limpio para evitar que el producto sufra alguna alteración.

De forma posterior se envasa para ponerlo a la venta en la orilla de la carretera que conduce hacia el valle de Jamastrán.

El costo de un vaso del vino es de cinco lempiras en la localidad, mientras que la botella tiene un precio de 15 lempiras.

Uno de los clientes que prefiere un vaso de vino de coyol a una gaseosa es Roberto Navarro, quien dijo apreciar la exquisitez de la bebida.

“El sabor de este vino es delicioso, ya que es una mezcla de varios sabores que produce la naturaleza, ya que no se le agrega ningún ingrediente”, expresó Navarro.

El entrevistado reside en Tegucigalpa, pero por trabajo viajó a la comunidad, donde se encontró con el vino de coyol, bebida que pensó que solo se extraía en el sector de Olancho.

“Todo en exceso es malo, hasta el vino de coyol, por lo que dos o tres vasos del mismo son suficientes para saborearlo”, recomendó.

Las ventas de la bebida iniciaron en la comunidad desde los primeros días de este mes y se extenderán durante unas dos semanas más, según los productores, ya que los troncos duran unos 30 días como máximo.

Corte

En el departamento de El Paraíso ha sucedido lo mismo que en Olancho con la planta de coyol, ya que algunas han sido erradicadas por plagas y otras por la mano del hombre.

En la actualidad solo en las comunidades remotas se cultiva este tipo de plantas.

La palmera de coyol produce abundantes racimos de una fruta de pulpa amarillenta.

El fruto del coyol, preparado en miel, se consume en varias comunidades del país como postre en las comidas de Semana Santa.

La palmera por lo general es de mediana altura, aunque en algunas zonas fértiles puede alcanzar hasta los seis metros.

Su tronco está provisto de múltiples espinas de color negro y largas que no permiten que su tronco sea tocado con facilidad, por esta razón al momento de ser cortado para producir vino los comerciantes deben retirarle las puntiagudas espinas.