Las frescas y verdes palmas de olivo que serán utilizadas para conmemorar la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén llegaron por anticipado a Danlí.
Una comitiva conformada en su mayoría por jóvenes se desplazó hasta la zona donde han crecido frondosas palmeras de coyol.
El fin fue cortar las ramas aún tiernas con las que mañana los fieles católicos darán vivas al hijo de Dios.
El viaje a pie inició desde tempranas horas, lo que les llevará más de media hora de camino por entre matorrales, hasta llegar a la aldea La Cañada.
El grupo conformado por más de diez personas, antes de encontrar las palmeras, debió recorrer empinados caminos y hasta atravesar ríos y quebradas.
En el trayecto los jóvenes han aprovechado para contar sus experiencias de fe y encuentro con el Cristo Redentor, así como los cambios que esperan lograr en sus vidas luego de revivir la pasión, muerte y resurrección de Jesús durante la Semana Santa.
La caminata de ida concluye para dar paso a una oración de acción de gracias en la que participan los integrantes del grupo.
Luego de la oración, los jóvenes proceden a obtener los ramos de olivo, los cuales son acumulados en un costado del terreno para luego ser transportados hasta el casco de la ciudad de las colinas.
El grupo cada año es liderado por Santos Sosa, quien desde hace más de dos décadas se dedica a la obtención de la palma de coyol.
“La tradición de venir a cortar los ramos en nuestra comunidad comenzó con la intención de que los jóvenes que residían en el barrio Oriental se involucraran de alguna manera en la celebración de la cuaresma y luego ha pasado de generación en generación”, explicó Sosa.
De acuerdo con el entrevistado, cada año la actividad se convierte en una experiencia gratificante, ya que los jóvenes que conforman el grupo son invitados unos a otros.
“En la mayoría de las ocasiones el amigo que han invitado regresa con el entusiasmo de mejorar su vida cuando conoce de las bendiciones que Jesús ha brindado al grupo”, mencionó Sosa.
Ventas
Las ramas de palma al ser trasladadas a la ciudad son comercializadas por el grupo, a un costo fijo de cinco lempiras, nunca se incrementa pues la actividad más que un negocio representa una oportunidad para reflexionar sobre sus vidas.
En el caso de que una persona no cuente con el dinero para adquirir los ramos, se les entrega de forma gratuita, agregó Sosa.
La creatividad de los jóvenes también se pone a prueba durante la celebración del Domingo de Ramos, ya que para ganarse la voluntad de la feligresía, los jóvenes elaboran varios diseños con las palmas.
“Los jóvenes son una fuente inagotable de creatividad y un día ellos decidieron que los ramos de coyol tenían que ser atractivos para la población, por lo que comenzaron a diseñar ramilletes con diversas formas”, comentó el entrevistado.
Los fondos que se obtienen de la venta de los ramos son repartidos entre el grupo, con el fin de comprar alimentos para sus hogares.
El proceso
Para mantener la frescura de la palma de olivo, el corte de la misma debe realizar durante los días miércoles y jueves previo al Domingo de Ramos.
Antes de cortar las ramas se eligen las más frescas y de mejor presentación.
El siguiente paso es retirar las espinas que cubren las palmas con ayuda de un filoso machete.
Para elaborar los ramos se toman de tres a cinco hojas de la palma, las cuales se doblan por la mitad para formar una especie de chongo que le agregará mayor vistosidad.
Otros también elaboran cruces o le agregan flores.
Reflexión
La celebración del Domingo de Ramos, más que el inicio de la Semana Mayor, representa un acto de devoción, fervor, solemnidad y tradición, explicó Rigoberto Rivera, coordinador de la Fundación Solidaridad.
“Con el Domingo de Ramos se proclama a Jesucristo como rey y vencedor de la muerte y el pecado. Cuando portamos los ramos, portamos las palmas de victoria”, concluyó el entrevistado.
