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Pese a descontento popular, Lula no descarta lanzar su candidatura

El gobierno de Dilma Rousseff y el líder del Partido de los Trabajadores, Luiz Inacio Lula da Silva, batallan contra un masivo rechazo del pueblo y la ofensiva judicial por el megafraude de corrupción y lavado de dinero

14.03.2016

Río de janeiro, Brasil
La presidenta brasileña Dilma Rousseff y su mentor y predecesor Luiz Inacio Lula da Silva buscaban replicar el lunes al descontento popular y a la ofensiva judicial que amenazan con cortar en seco 13 años de gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda).

El clamor de más de tres millones de brasileños que el domingo pidieron la salida de Roussseff agravan la crisis en medio de la recesión económica y de las escandalosas revelaciones sobre el megafraude en Petrobras, que manchan a la élite política y económica del país.

Rousseff vive desde diciembre bajo la amenaza de un juicio político impulsado por la oposición en el Congreso por presunto maquillaje de las cuentas públicas en 2014. Lula (2003-2010) enfrenta una amenaza de prisión preventiva por las denuncias de corrupción y lavado de dinero vinculados al caso Petrobras.

¿Gobierno o cárcel?

En una extraña jugada, miembros del gobierno dejaron abierta la posibilidad de que Lula entrase al gabinete.

Una opción que libraría de comparecer ante la justicia ordinaria, pero que corre el riesgo ser considerada como una huida por sus propios seguidores y de acentuar las resistencias a una eventual tentativa de ser reelecto en 2018.

La presidenta expresó la semana pasada que sería “un gran orgullo” tener en su gabinete al exobrero metalúrgico, líder sindical, presidente del milagro socioeconómico brasileño de la década pasada

“Si Lula viene, seguramente será para cuidar de aquello que él mejor sabe hacer, que es la política”, dijo el jefe del gabinete Jaques Wagner, que habría puesto su cargo a la orden.

“Yo, que estoy viejito, que estaba queriendo descansar, voy a ser candidato a la presidencia en 2018 porque creo que quienes cometieron un atrevimiento conmigo, van a tener que aguantar atrevimientos de aquí en adelante?, afirmó.

Masiva protesta

Las más de tres millones de personas -1.4 millones en Sao Paulo, según las cifras de la Policía- formaron el domingo una impresionante marea opositora verde y amarilla, que serpenteó por un Brasil golpeado por la recesión económica y hastiado de las escandalosas revelaciones sobre el megafraude en Petrobras. Mientras la popularidad de Rousseff está en un ínfimo 11%.