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Exguerrillero se perfila como ganador de elecciones en El Salvador

La ventaja de Sánchez Cerén es amplia pero si no logra el 50% más uno de los votos deberá enfrentar en segunda vuelta a Quijano el 9 de marzo.

03.02.2014

El exguerrillero Salvador Sánchez Cerén se perfila como ganador de las elecciones presidenciales del domingo en El Salvador en las que la izquierda busca retener el gobierno de esa violenta y pobre nación centroamericana.

Escrutado el 61,04% de los sufragios, Sánchez Cerén, actual vicepresidente salvadoreño, obtenía el 49,06% de los votos contra 38,86% del candidato derechista Norman Quijano, informó el Tribunal Supremo Electoral (TSE).

La ventaja de Sánchez Cerén es amplia pero si no logra el 50% más uno de los votos deberá enfrentar en segunda vuelta a Quijano el 9 de marzo.

'Estamos en una inminente batalla de segunda vuelta', dijo Quijano desde su cuenta de Twitter.

Sánchez Cerén, de 69 años, es el candidato del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), la exguerrilla convertida en partido político que llevó al poder en 2009 al presidente saliente Mauricio Funes.

El candidato oficialista sería el primer guerrillero electo por el voto popular en El Salvador y el tercero en América Latina detrás del presidente de Uruguay José Mujica y de la de Brasil Dilma Rousseff.

Sanchez Cerén fue uno de los comandantes de la guerrilla del FMLN en la guerra civil que duró 12 años y concluyó en 1992 con un saldo unos 75.000 muertos. El 'comandante Leonel González', su nombre de guerra, fue también uno de los cofirmantes de los acuerdos de paz de 1992.

Restaurada la paz, El Salvador tuvo cuatro elecciones presidenciales; tres de ellas ganadas por ARENA, la alianza derechista que tiene como candidato a Quijano y que era el enemigo del FMLN en la guerra civil.

Antes desangrado por la guerra civil, El Salvador es hoy uno de los países más violentos del mundo con una elevado índice de criminalidad urbana. Al mismo tiempo su economía está debilitada por un magro crecimiento que ha condenado a la emigración a buena parte de su población.

'Uno lo que pide es que el próximo presidente nos traiga paz y trabajo, que nos de más seguridad, no para nosotros los viejos, sino para todos los jóvenes y los niños', decía Noé González, un contador jubilado de 73 años, al votar en Mejicanos un poblado infestado de pandillas en la periferia norte de San Salvador.

Sánchez Cerén prometió durante esta jornada formar 'un gobierno abierto con la participación de diferentes sectores' y mantener las políticas sociales del presidente saliente.

Quijano, odontólogo de 67 años, propuso trabajar para conseguir 'más seguridad y más empleo' y, especialmente, se un 'país libre de maras (pandillas)'.

Pandillas y pobreza

Al futuro mandatario, que asumirá el 1 de junio, le espera el desafío de lidiar con las pandillas, que pese a que mantienen desde marzo de 2012 una tregua que redujo los homicidios de 14 a 6,8 por día, extorsionan y controlan barrios enteros.

Unos 10.000 pandilleros están en las cárceles y otros 50.000 en las calles.

Para enfrentar el problema, Sánchez Cerén propone programas de reinserción a la sociedad a cambio de que dejen los crímenes; mientras que Quijano, que acusa al gobierno del FMLN de haber 'pactado' la tregua con las pandillas, prometió 'mano dura'.

El nuevo mandatario deberá atender también una economía que apenas creció 1,9% en 2013, elevar la recaudación fiscal, atender la situación de las pensiones y sobre todos los niveles de pobreza (40,7% de los 6,2 millones de salvadoreños) y de subempleo del 30%.

El país, cuya economía se sustenta de las remesas de salvadoreños que viven en el exterior, tiene pocas posibilidades de contraer nuevos empréstitos, con una deuda externa que a setiembre de 2013 sumaba unos 13.800 millones de dólares, el 55,3% del PIB.

Cualquier candidato que resulte ganador deberá buscar alianzas en el Congreso de 84 escaños, que deberá renovarse en 2015.

El exdirector de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), Juan Héctor Vidal, advierte sobre la necesidad de que el nuevo presidente busque 'un pacto nacional de consenso' para afrontar los problemas del país.

En estos comicios, vigilados por 62 observadores de la OEA y unos 1.800 extranjeros de otras instituciones, se implementa por primera vez el llamado 'voto residencial'. Unos 10.000 salvadoreños votaron en el exterior desde diciembre y enviaron el sufragio vía postal.