Enrique Peña Nieto se asumió el domingo como el triunfador de las elecciones presidenciales de México, luego de que un conteo oficial rápido lo puso a la cabeza de las votaciones y que, de confirmarse, marcaría el regreso al poder del Partido Revolucionario Institucional que hace 12 años vio interrumpidas siete décadas de gobiernos continuos calificados por sus críticos como autoritarios y corruptos.
El ex gobernador del populoso Estado de México dijo que los primeros resultados oficiales señalan que los votantes le dieron al PRI una 'segunda oportunidad' y aseguró que la aprovechará y gobernará de una nueva manera, 'conforme a la nueva realidad de democracia plena, de libertades y de participación social'.
Luego de que a lo largo de la campaña el PAN sugiriera que un triunfo del PRI podría traducirse en pactos con el crimen organizado, Peña Nieto aseguró que 'frente al crimen organizado no habrá ni pacto ni tregua' y que continuará la lucha, aunque con una estrategia enfocada en reducir la violencia que ha dejado más de 50.000 muertos.
El Instituto Federal Electoral (IFE) informó que su conteo rápido señaló que Peña Nieto habría obtenido entre 37,93% y 38,55% de la votación y que se basó en una muestra de 7.500 mesas electorales escrutadas.
En segundo lugar del conteo se ubicó Andrés Manuel López Obrador, del izquierdista Partido de la Revolución Democrática, con entre 30,90% y 31,86% de los sufragios.
La candidata del oficialista Partido Acción Nacional (PAN), Josefina Vázquez Mota, estaba en tercer lugar con entre 25,10% y 26,03% de la votación.
Vázquez Mota concedió su derrota después de que se hicieran públicas un par de sondeos privados a boca de urna, aunque López Obrador evitó hacerlo, incluido luego de que se conocieron los resultados del conteo rápido del IFE.
'No está dicha la última palabra', dijo López Obrador. 'Hay información que nosotros tenemos que indica otra cosa de lo que está diciéndose en lo oficial'.
Prácticamente al mismo tiempo, el presidente Felipe Calderón, dio un mensaje en cadena nacional televisiva y felicitó a Peña Nieto, de 45 años, por los resultados del conteo rápido de la autoridad electoral mexicana.
'Es mucho lo que hemos logrado los mexicanos y les pido que apoyemos a quien encabezará el poder Ejecutivo', dijo el mandatario. 'No hay derrotas permanentes, no hay derrotas para siempre'.
Antes del conteo del IFE, dos encuestas a boca de urna y un conteo rápido, realizados por instituciones privadas, también pusieron a la cabeza al candidato del PRI.
Desde la sede del PRI, donde la dirigencia nacional había dicho que los sondeos a boca de urna ya marcaban una victoria 'irreversible', la gente irrumpió en júbilo tras el anuncio del IFE.
'¡Ya ganamos!', se oyó entre la multitud en el PRI. '¡Presidente, presidente!', gritaba.
En el PRI, Peña Nieto pidió a sus contrincantes a 'dejar de lado nuestras diferencias y privilegiar nuestras coincidencias'.
Al término de su discurso, en el auditorio del PRI donde estaba se escuchó una versión instrumental de la canción Cielito Lindo, al tiempo que se lanzaba confeti tricolor. '¡Sí se pudo, sí se pudo!', gritaban unos.
La candidata del oficialista Partido Acción Nacional (PAN), Josefina Vázquez Mota, reconoció casi de inmediato que las tendencias no le eran favorables y dijo que se mantendrá vigilante al nuevo gobierno para evitar impedir prácticas autoritarias y de corrupción.
'Reconozco que las tendencias hasta este momento no me favorecen', dijo Vázquez Mota en un mensaje desde la sede nacional del PAN, donde estuvo acompañado de miembros de su equipo de campaña y seguidores que por momentos le gritaron '¡Josefina, Josefina, Josefina!'.
El PRI ganó impulso en la campaña por la fatiga del mexicano frente a una débil economía y la fuerte escalada de una guerra contra las drogas.
Afuera de un hotel capitalino, cientos de personas aguardaron al izquierdista e incluso hubo quienes levantaron pancartas en las que calificaban la elección como un fraude.
'General Obrador, estoy lista para la revolución', decía uno de los letreros. En otro, se leía: 'Fraude, IFE corrupto'.
'El tiene que ganar, ya basta del rico haciéndose más rico y nosotros los pobres cada día más pobres', dijo Rosa María Juárez, una mujer de 60 años que por varias horas esperaba la llegada de López Obrador. 'Yo estoy dispuesta a todo, si nos roban la elección otra vez, va a haber guerra'.
Calificado por sus detractores como un partido que durante sus gobiernos de 1929 a 2000 se caracterizó por prácticas autoritarias y corruptas, el PRI ha intentado mostrarse como un grupo que se ha modernizado y que no busca restaurar viejas costumbres políticas.
'Enrique Peña Nieto parece estar logrando lo que muchos pensaron que nunca volvería a suceder: el retorno de un PRI fuerte y dinámico', dijo a The Associated Press Eric Olson, del Instituto México del Centro Woodrow Wilson. 'La pregunta (es): ¿Como van a gobernar?'.
Para el poeta y escritor mexicano Homero Aridjis, 'la victoria del PRI en estas elecciones no es más que la crónica de un retorno anunciado'.
El PAN, que sacó al PRI de la presidencia en 2000, aparecía como el gran perdedor luego de dos gobiernos continuos.
El PRI mantuvo un fuerte liderazgo durante toda la campaña, y sería probable que recupere, al menos, una fuerte bancada en ambas cámaras del Congreso.
La posibilidad del regreso del PRI ha llevado a los analistas a discutir si eso significará la restauración de un régimen de corrupción y represión, como en el pasado, aunque algunos creen que no sería tan sencillo en un país que ha cambiado desde que ese partido gobernó.
'El contexto sí cambia muy severamente', dijo a la AP Rodrigo Salazar, profesor investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales en México. 'La sociedad no es la misma; es una sociedad muy crítica, es una sociedad exigente, (y hay) una división de poderes fuerte'.
Pero el PRI anticipó un mensaje con el que busca al parecer tranquilizar a sus detractores, al asegurar que no restauraría prácticas autoritarias y corruptas del pasado, como advierten sus opositores.
Algunos también han advertido sobre la posibilidad de que López Obrador, de perder la elección, promueva protestas como las que en 2006 cerraron por casi dos meses una de las principales avenidas del centro de la ciudad.
El presidente del PRI, Pedro Joaquín Coldwell, se atribuyó el domingo el triunfo de su partido en los estados de Jalisco, Chiapas, Yucatán y Tabasco.
En los estados de Morelos y Guanajuato, el líder político dijo que aún está muy competida la contienda.
Un sondeo a boca de urna de la empresa GEA ISA, para el grupo de medios Milenio y con un margen de error de más menos dos puntos porcentuales, señaló que el candidato del PRD a la capital, Miguel Angel Mancera, habría recibido un 61% de la votación, mientras que la aspirante del PRI habría quedado en un lejano segundo lugar con 23% de los sufragios.
La capital del país ha sido gobernada por el PRD desde 1997, cuando por primera vez se comenzó a elegir al alcalde de la ciudad de México.
Peña Nieto se ha presentado como un pragmático y moderado gobernante en lo económico, siguiendo la tradición de los últimos tres presidentes del PRI. Ha pedido una mayor inversión privada en la industria petrolera mexicana controlada por el Estado, y ha dicho que tratará de reducir la violencia al concentrarse en atacar los crímenes de alto impacto que afectan a los ciudadanos del común, mientras que le restaría énfasis a la búsqueda de capos de la droga.
Peña Nieto está casado con una estrella de telenovelas, y su campaña ha sido acusada de sobrepasar el tope electoral de financiamiento de unos $25 millones de dólares y de ser objeto de una cobertura favorable de la gigante televisiva y editorial de México, Televisa.
Estudiantes universitarios pusieron en marcha una serie de marchas anti Peña Nieto en las últimas semanas de campaña, con el argumento de que el PRI no ha cambiado, algo que ha refutado el candidato priista y que brindó un impulso moderado a López Obrador, de 58 años.
El candidato izquierdista ahora se presenta con un discurso más moderado y promete crear una 'República amorosa' que restaure valores como la honestidad. En su anterior campaña a la presidencia pregonó que gobernaría primero para los pobres y lanzó duros ataques a las instituciones en medio de reclamos de que le habían 'robado' el triunfo.