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Llegó el año nuevo a Kiribati, Australia, el primer lugar del mundo que celebra 2016

Cuando en Honduras eran las 4:00 de la madrugada de este jueves 31 de diciembre, en la Isla Navidad, en el estado de Kiribati, llegaba el 2016.

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31.12.2015

Kiribati, Australia

Cinco mil personas que viven en un atolón en el Pacífico Sur fueron los primeros habitantes de la Tierra en dar la bienvenida al 2016.

Los 5,000 habitantes de la isla Navidad, en el estado de Kiribati, al noreste de Australia, son cada 31 de diciembre los primeros en recibir el Año Nuevo en todo el mundo. La población celebra el cambio de año con distintas misas en las iglesias de sus distintos pueblos.

Kiribati, cuyo nombre oficial es República de Kiribati, es un archipiélago compuesto por 33 atolones coralinos, más la isla volcánica de Banaba, que están localizados en un área de más de tres millones de kilómetros cuadrados.

Entre ellos está la isla Kiritimati (Isla Navidad), que es el atolón más grande del mundo y conocida como el primer lugar poblado de la Tierra en recibir el Año Nuevo.

Salto en el tiempo

Después de Kiribati, los siguientes territorios que recibir el 2016 fueron Samoa y Tokelau, ambas islas con una curiosa historia de un “salto en el tiempo” para quedar en primera línea del Año Nuevo.

En 2011 Samoa aprobó la Ley de la Línea Internacional de Cambio de Fecha para saltarse un día de calendario y pasar de la medianoche del 29 de diciembre directamente a la madrugada del día 31.

Así es como funciona:

La Ley de la Línea Internacional de Cambio de Fecha para saltarse un día de calendario y pasar de la medianoche del 29 de diciembre directamente a la madrugada del día 31.


La medida se tomó para sincronizar el tiempo de la isla con el de los territorios cercanos y que son sus socios comerciales, principalmente Nueva Zelanda y Australia.

Luego de que Samoa anunciara la medida, Tokelau -un territorio neozelandés de tres atolones y donde viven unas 1,200 personas- se sumó al cambio de día.

La otra Samoa, la soberanía de Estados Unidos y situada a solo una hora en avión, decidió mantener su calendario original y ser el último lugar del mundo al que llega el Año Nuevo.