Jesús dijo “Yo soy el camino, la verdad y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá, y todo aquel que vive y cree en mí no morirá jamás”, Juan 11:25-26.
Así reza el verso bíblico que después de 2,000 años no ha perdido vigencia en el corazón y en el sentimiento de miles de ciudadanos que iniciaron un encuentro espiritual con sus seres queridos en los cementerios de la capital de Honduras.
La señora Bertha Burdeth, madre de Michell Burdeth, manifestó con una firme convicción que su pequeña vive hoy más que nunca en el fondo de su corazón.
Según el triste relato, desde que la pequeña Michell partió hacia el cielo a causa de un cáncer, la alegría del hogar se fue con ella.
Hoy, a cinco años de su partida, el consuelo divino llegó a su vida, y aunque aún brotan lágrimas de sus ojos, doña Bertha expresa que ama a su hija como el primer día que le vio al nacer.
Historias diferentes pero todas marcadas con el más puro de los sentimientos, que solo es capaz de generar el corazón de un ser humano: ¡el amor! Se revivieron en los camposantos.
Tal es así que la joven Claudia Coello no escatimó esfuerzos y con machetes, rastrillos, brocha en mano y una lata de pintura se apostó a embellecer una vez más la tumba de su amado.
“Mi esposo no se ha marchado, cada vez que miro a mi hijo me doy cuenta que aquel hombre bueno, noble y cariñoso está a nuestro lado todos los días”, dijo con una sonrisa.
A este recorrido se suma Henry Vásquez, quien a pesar de que su hermano Jorge Vásquez partió hace más de cinco años, no ha podido olvidar aquellas tardes de potras que en las calles de la colonia La Travesía tantas veces jugaron juntos.
“Mi mejor compañero fue mi hermano, lo recuerdo siempre con una alegre sonrisa, siempre fuimos inseparables amigos del futbol”, recordó, al tiempo que las lágrimas corrieron por sus mejillas.
Actividad en decadencia
Aunque los hondureños conmemoran este 1 y 2 de noviembre a sus fieles difuntos, la visita a su última morada es una actividad que está en decadencia, según dijo Francisco Urmeneta, administrador del cementerio General de Comayagüela.
A juicio del veterano guardián del primer camposanto del Distrito Central, de las 75,000 tumbas que hay en el establecimiento, considerado un patrimonio cultural de la capital, se estima que apenas unas 20,000 serán visitadas durante esta jornada.
Agregó que en la actualidad para atraer a la población han emprendido una actividad de más de dos meses para tener el cementerio en óptimas condiciones.
“Hemos emprendido labores de limpieza hace dos meses para tener lo más limpio que se pueda el cementerio para que la gente pueda venir a visitar a sus seres queridos”, manifestó.
Sin embargo, hay estimaciones de que al menos unos 100,000 capitalinos acudirán a renovar el amor y los recuerdos de sus seres amados a los cementerios de la capital.
A este cálculo se suman las esperanzas de decenas de vendedores que ven en la fecha, una oportunidad de hacer unos lempiras producto de la venta de flores naturales y coronas.
Oportunidad
El 2 de noviembre se conmemora en Honduras el Día de los Difuntos, ocasión que es aprovechada para visitar los cementerios y llevar arreglos florales a las tumbas.
Como ya es una costumbre, el gobierno de Honduras decidió otorgar mediodía de permiso este viernes a los empleados del sector público.
La finalidad de esta nueva jornada de asueto es para que los burócratas puedan desplazarse a coronar a sus muertos a los diferentes cementerios sin mayores dificultades.
El anuncio lo hizo el secretario del Interior y Población, Áfrico Madrid, quien recibió instrucciones del presidente Porfirio Lobo Sosa para otorgar el permiso a los empleados estatales. De este beneficio podrán gozar los trabajadores de las dependencias centralizadas y descentralizadas del gobierno.
