El presidente de la organización Líderes Hondureños Unidos de Nueva Jersey, Sergio Pérez, llegó al país con la brigada de Operación Sonrisa. Y e que, aunque no es doctor, es un compatriota con deseos de apoyar a los niños.
Este hondureño vive en Estados Unidos, pero no olvida a la tierra que vio nacer y desde hace tres años viaja a Honduras, apadrinando a varios menores que cambian su vida con esta operación.
Pérez explicó que la organización donó seis mil 250 dólares, que equivalen a unos 125 mil lempiras, para pagar las cirugías de 25 compatriotas que padecen de labio leporino y paladar hendido.
'Para recaudar los fondos realizamos el concurso señorita Centro América Internacional y recibimos el apoyo de varias personas que nos regalaron algunos de los premios que recibiría la ganadora', expresó.
Pérez hizo su primera visita en 2011, cuando patrocinó la cirugía de 17 niños. Al año siguiente volvió para ayudar a 21 niños y, en 2013, serán 25 los menores beneficiados.
La brigada de Operación Sonrisa intervendrá a más de 100 niños
durante esta semana, en cuatro quirófanos que fueron habilitados en el hospital San Felipe para cumplir con esta jornada intensa.
Pérez resalta que el procedimiento médico es gratuito, pero está valorado de 50 a 80 mil lempiras, cifra que para los beneficiarios es impensable conseguir.
'Siempre quise apoyar a los niños y ancianos y fui a Operación Sonrisa para saber cómo podía ayudar, ellos me dijeron que diera la donación, pero yo quería hacer algo más. Por eso cada año vengo, además traemos juguetes para los niños'.
El trabajo de la organización y de Pérez no termina ahí. También visitó el hospital Santa Rosita, donde al ver la necesidad y las condiciones en las que viven los internos halló otra oportunidad para su espíritu solidario.
La tarea es grande, considerando que las personas que vienen al país lo hacen con sus propios fondos. 'Nosotros no le pagamos ni el boleto de avión a las personas, este año venimos tres directivos y todo lo pagamos con nuestro propio dinero'.
Esta actitud hace más admirable su labor porque ya planea otros proyectos, como la fundación de 10 casa-hogar en Honduras para albergar a los niños de la calle.
'Ya me donaron el terreno en San Manuel, Cortés, y tengo que regresar para hacer los estudios para comenzar la construcción'.
Pero aún tiene algunos trámites pendientes, como legalizar la organización en Honduras para que las acciones que emprenda tengan mayor impacto y beneficien a las personas que realmente lo necesitan.
'Me encomiendo a Dios cuando voy a realizar algo y espero seguir ayudando a los niños', dice esperanzado.