Aguilar transpira y pide que le alcancen un algodón con alcohol para evitar desmayarse tras cinco días en huelga de hambre para pedir que su pareja, que reside en el país sin autorización, salga en libertad. Está sentada y se la ve sin fuerzas, cansada, casi sin aliento para hablar.
La hondureña de 40 años lleva desde el sábado en huelga de hambre y asegura que no ha comido ni bebido nada y no lo hará hasta que el mexicano Jesús Barrera esté libre.
“Necesito alcohol, estoy vomitando (saliva). No quiero que me levanten de aquí. Me pase lo que me pase, no quiero que me levanten de aquí.
Quiero irme con mi esposo”, expresó la mujer que realiza su acción al inicio de la estrecha calle que lleva al Centro de Detención de Krome, donde está detenido Barrera, también en huelga de hambre.
“Jesús es una persona más que buena. No tiene récord criminal en 26 años (que lleva viviendo en Estados Unidos)... Quiero demostrar al mundo lo que estamos pasando, esta injusticia, no nos están apoyando con una reforma (migratoria) para que todo el mundo tenga un estatus legal”, expresó la mujer, que reside legalmente en el país.
Néstor Yglesias, portavoz de la Policía de Inmigración y Aduanas (conocida como ICE por su nombre en inglés), dijo que Barrera se convirtió en un fugitivo después que un juez ordenó su deportación en 1998.
Indicó también que había sido condenado anteriormente por haber vuelto a Estados Unidos en 1988, ya que fue deportado y posteriormente volvió a ingresar al país.
“Como fugitivo de inmigración y un criminal condenado, el señor Barrera es una prioridad para ICE y permanecerá detenido hasta que un juez de inmigración falle sobre su última moción de reapertura de su caso”, expresó en un correo electrónico enviado a la AP.