Una pequeña gota salió de la fina y amenazante aguja.
Las manos blancas de una mujer palpaban el pequeño brazo en busca de la diminuta vena por la que se diseminaría el doloroso medicamento.
De inmediato el desgarrador sollozo de una menor atravesó los oídos de una desconsolada mujer que pasaba sus manos suavemente por la lisa piel de su cabecita.
“¡No mami, ya no, ya no quiero más medicamento!”, expresó entre el doloroso llanto la pequeña Ana de ocho años.
Al fin una vena pudo ser vista y la amenazante aguja se introdujo en el debilitado brazo de la pequeña que había bañado sus pálidas mejillas con las lágrimas de angustia que brotaban de sus ojos.
Su madre, Karla Montes, unida al dolor de su única hija, dejaba también caer de sus ojos unas lágrimas que limpió con rapidez para impedir que su Anita, diagnosticada hace diez meses con un tumor de Wilms en su riñón izquierdo, viera a su madre debilitarse.
“Es lo más doloroso, uno quisiera que ellos no sufrieran, cada vez que la tengo que ver así siento que mi corazón se desgarra, como si con la punta de un cuchillo me lo fueran abriendo poco a poco”, comentó Kkarla mientras secaba sus lágrimas.
“Es apenas su quinta etapa de quimioterapia y debe estar en tratamiento por dos años, no me gusta ni pensar en eso porque me llena de más tristeza”, expresó.
Tratamiento
La quimioterapia es una mezcla de medicamentos oncológicos que se puede administrar al paciente por la vía oral o por la vena con la única finalidad de destruir las células cancerosas.
Desafortunadamente para la pequeña Anita y para los casi 4,000 mil niños que sufren algún tipo de cáncer infantil, tanto la enfermedad como este tratamiento, provocan dolores y molestias que vuelven su lucha contra el cáncer un camino más duro.
“Depende de la patología que tenga comenzamos a ponerles un protocolo de quimioterapia que le genera a los niños algunos efectos como náauseas, vómitos, se les empieza a caer el pelo, presentan fatiga y tienen mayor riesgo a infecciones”, explicó el doctor Armando Peña, jefe de la Sala de Oncología del hospital Escuela.
Para alivio de estos menores algunos efectos se controlan con medicamentos y cuidados en la dieta alimenticia.
Sin embrago, otros procesos como los quirúrgicos pueden provocar otros dolores, en el caso de la leucemia, explicó Peña, se realiza un trasplante de médula que puede estar sujeto a complicaciones por algún rechazo y ocasiona mayor dolor por la nueva afección.
Cuando se trata de pacientes con tumores sólidos estos deben ser sometidos también a operaciones para extirpar el tumor, sin embargo, cuando este es de tamaño muy grande, en primera instancia el niño debe recibir quimioterapia para reducir el volumen.
Aunque el proceso es doloroso, la quimioterapia se convierte en la única arma con la que estos pequeños guerreros pueden vencer el cáncer si son constantes, ya que al abandonar el tratamiento desaparece la posibilidad de curarse.
Dificultades
Otro aspecto que también amenaza los buenos resultados de la quimioterapia es la carestía de equipo médico especializado y la falta de recursos económicos.
“En realidad hay ciertas limitaciones en equipo, mencionaba la inmunohistoquímica que las autoridades anteriores con una donación que hizo el hospital San Judas y con apoyo de la Fundación se compraron los reactivos para hacer esta inmunohistoquímica que se esta desarrollando”, manifestó Peña.
“Ahora la tenemos pero siempre faltan algunos químicos y esperamos que en el futuro se siga haciendo responsable el hospital para contar con este recurso”, agregó.
Esta inmunohistoquímica es utilizada para obtener mejores diagnosticos con el fin de utilizar los medicamentos adecuados y tener un ahorro de los mismos.
Solo el año anterior la Fundación Hondureña para el Niño con Cáncer, gracias a las aportaciones, donó más de 25 millones de lempiras.
Más de siete millones de estos fueron empleados en medicamentos solo para San Pedro Sula y Tegucigalpa.