La transformación que han logrado los cinco centros educativos participantes en el programa Escuelas Amigables con el Ambiente zona sur es increíble.
Los recintos del saber pasaron de ser sitios donde se acumulaba basura a ser templos de preservación del medio ambiente.
La mejora en el ornato ha devuelto el interés de los alumnos por contribuir para que su escuela sea un ejemplo del sistema educativo local y nacional, transformando espacios y volviéndolos, además de educativos, formadores de conciencia.
La buena aplicación de las Tres R, reducir, reciclar y reutilizar, ha creado una nueva conducta en los niños, docentes y sus familiares.
Orgullosos de sus logros
Desde la primera visita hasta la última evaluación, el cambio en los centros fue notorio.
En el caso del Centro de Educación Básica Ramón de Jesús Zelaya decidieron utilizar unas llantas viejas que se hallaron en la calle para convertirlas en maceteras, columpios y hasta en sillones para que los niños puedan descansar y divertirse en la creada área verde.
En centros como Felipe Reyes y Francisco Rodríguez Aguilera se acondicionaron espacios recreativos y entretenidos para mostrarle a los alumnos la importancia de la clasificación de la basura en plásticos, lata y papel.
Las escuelas Dionisio de Herrera y Ricardo Soriano número 2 aprovecharon al máximo el poco espacio libre con que disponen e instalaron maceteras y murales informativos para la transformación de los espacios y la conciencia de los niños.
Los nuevos emprendedores aprendieron que con la venta de plástico, latas, hierro y papel, materiales que consideraban basura, pueden generar ingresos para sus escuelas.
En las actividades los niños y maestros elaboraron manualidades y piñatas que pusieron a la venta. Además de recolectar toda lata o botella mal puesta. Esa verde acción les generó un histórico ingreso que será bien invertido en mejoras de los CEB.
“El cambio en los centros educativos es significativo y lo podemos ver no solo en el aspecto físico de las instalaciones, sino también en el cambio de actitud de los alumnos, docentes y hasta de los padres de familia. Se nota el compromiso existente para lograr un cambio importante”, destacó Roberto Almendárez, analista ambiental de la Secretaría de Recursos Naturales, Ambiente y Minas (MiAmbiente)
“Los centros educativos han asumido un compromiso real con el ambiente, tanto dentro de sus instalaciones como en el área de influencia, convirtiéndose en un pequeño paso en la preservación del ambiente que tanto nos hace falta en la zona sur”, reconoció German Guandique, representante de Educación.
El funcionario comentó la importancia que los alumnos han depositado en el proyecto verde de EL HERALDO a través del aprovechamiento de los espacios de juegos y para el proceso formativo del alumno.
“Desde hace algunos años venimos trabajando en el uso de huertos escolares, los que se fortalecen con los conocimientos sobre el compost que les brinda el programa a los niños”, declaró.
Para Porfirio Gallo, representante de la Unidad Ambiental de la Alcaldía de Choluteca, los conocimientos de los alumnos deben ser compartidos con patronatos y organizaciones comunales para sumar más esfuerzos en pro del planeta