Tegucigalpa, Honduras.- A falta de poco más de dos meses para finalizar el 2025, Honduras se prepara para cerrar el año con una leve disminución en el número de compatriotas retornados desde el extranjero, principalmente desde Estados Unidos.
Según datos del Instituto Nacional de Migración (INM), hasta el décimo mes del año se registran alrededor de 30,000 hondureños deportados, de los cuales entre el 85% y 90% provienen de suelo estadounidense.
El director del INM, Wilson Paz, detalló que las proyecciones indican que el año podría finalizar con unas 40,000 personas retornadas, lo que representa una reducción frente a las 44,000 registradas en 2024.
“A pesar de toda la dinámica de cambios en Estados Unidos, estamos cerrando con cifras que siguen una tendencia a la baja”, afirmó el funcionario en entrevista con EL HERALDO.
El perfil de los retornados se mantiene estable: el 75% son hombres, el 10% mujeres y el 15% son niñas, niños y adolescentes.
La mayoría proviene de zonas rurales del país, impulsados por la falta de empleo, la inseguridad y la reunificación familiar como principales motivos de su migración.
Atenciones migratorias
Paz explicó que, aunque el gobierno estadounidense ha endurecido sus medidas migratorias, existen factores que han limitado el número de deportaciones.
“El gobierno de los Estados Unidos tiene un techo de capacidad logística para deportar personas. Además, hoy hay menos flujo en la frontera, y muchas de las personas que están siendo retornadas son aquellas que ya residían dentro de Estados Unidos de manera permanente”, señaló.
De acuerdo con el funcionario, la disminución de deportaciones no significa que haya menos hondureños intentando migrar, sino que las condiciones del proceso han cambiado.
“Antes, la mayoría eran capturados al cruzar la frontera; hoy son personas detenidas dentro del país, a veces por infracciones menores o procesos migratorios pendientes”, explicó Paz.
A su llegada al país, los hondureños deportados reciben atención integral a través de los centros de recepción del INM, ubicados principalmente en San Pedro Sula y Omoa. Allí se les brinda asistencia médica, alimentación, transporte y apoyo psicológico.
Paz destacó que el gobierno ha extendido el estado de emergencia en atención a los retornados hasta el 31 de diciembre, con el fin de garantizar la continuidad de estos servicios.
“A través de las instituciones del Estado hemos entregado emprendimientos, créditos, bonos alimenticios y apoyo social para que estas personas puedan reintegrarse con dignidad a sus comunidades”, subrayó el director de Migración.
El fenómeno migratorio sigue teniendo un profundo rostro humano. Muchos de los que regresan llegan con la esperanza rota, tras haber invertido todo para alcanzar el “sueño americano”.
En los centros de recepción se escuchan historias de separación familiar, de peligros en el trayecto, pero también de resiliencia y de segundas oportunidades.
A pesar de las dificultades, Paz considera que cada hondureño retornado representa una oportunidad de reconstrucción.
“Hoy puede haber una persona detenida, mañana puede estar en libertad porque logró regularizar su situación. Cada caso es distinto y merece una atención humana, no solo estadística”, expresó.
Con la tendencia actual, el 2025 cerrará con un número menor de deportaciones, pero con un desafío mayor, lograr que los hondureños encuentren en su propio país las oportunidades que buscan fuera.