Tegucigalpa, Honduras.- Cada día la ola de redadas migratorias ha incrementado una crisis entre la comunidad migrante en Estados Unidos, especialmente entre los hondureños.
En ciudades como Los Ángeles, las detenciones masivas se han intensificado en los últimos días, generando protestas y denuncias por abusos.
Solo hasta la noche del jueves, al menos 30 hondureños habían sido detenidos en esta ciudad, según confirmaron las autoridades de Cancillería.
El Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) ha redoblado su presencia en centros de trabajo, espacios públicos y comunidades con alta densidad migrante.
La Cancillería de la República señaló que los operativos están siendo ejecutados de forma simultánea y sin previo aviso, lo que ha generado pánico y desinformación en decenas de familias que temen ser las próximas en ser alcanzadas.
Las redadas en California han ido acompañadas de un fuerte despliegue de agentes armados que irrumpen en espacios como estaciones de servicio, supermercados, fábricas y hasta iglesias.
Testigos reportan detenciones incluso de personas sin antecedentes penales, y en algunos casos, de familias completas, incluidos menores de edad.
Paralelo a los operativos, las calles de Los Ángeles se han convertido en escenario de protestas multitudinarias. Las manifestaciones, que comenzaron pacíficamente, se tornaron tensas cuando la Guardia Nacional fue desplegada en apoyo a ICE.
La ciudad se encuentra bajo toque de queda nocturno (de 8:00 p.m. a 6:00 a.m.), y se han registrado más de 400 arrestos solo por participar en las protestas.
En medio de esta crisis, el consulado de Honduras en Los Ángeles mantiene un monitoreo constante y actualiza diariamente la cantidad de connacionales detenidos, en coordinación con ICE.
Más detenciones
El canciller de la República, Javier Bu, confirmó que hasta el último corte disponible, 30 hondureños se encuentran detenidos en la ciudad de Adelanto, en el estado de California, como parte de las redadas más recientes ejecutadas por ICE.
“Nuestra cónsul, muy proactivamente, está visitándolos en este momento. Todo el día de hoy va a ir a verlos para velar por sus derechos, sobre todo sus derechos humanos”, aseguró el canciller.
Bu enfatizó que el gobierno hondureño ha reiterado su solicitud formal a las autoridades estadounidenses para que se respete la integridad física y jurídica de los migrantes detenidos.
“Nosotros le solicitamos al gobierno de Estados Unidos siempre respetar los derechos humanos de nuestros compatriotas y, hasta el momento, en realidad, así ha sido”, expresó.
Ante el contexto de tensión social y manifestaciones en ciudades como Los Ángeles, el canciller también hizo un llamado directo a los migrantes hondureños a no involucrarse en las protestas, especialmente por el riesgo de detención o deportación.
“Le decimos a los migrantes que no participen en protestas, sobre todo estas protestas que han tomado un tono un poco serio, más violento. No participen en esas protestas, abóquense a los consulados”, pidió el funcionario.
El gobierno insiste en que los consulados están activos y disponibles para atender las necesidades legales, emocionales y logísticas de los migrantes que enfrentan procesos en EE. UU.
“Nuestro gobierno los apoya, siempre han sido prioridad nuestros migrantes”, enfatizó Bu.
Aunque el dato actualizado de nuevos detenidos a nivel nacional aún no ha sido entregado, Bu indicó que el número podría haber aumentado.
Escalada
Antonio García, subsecretario de Asuntos Consulares y Migratorios, coincidió en que la situación sigue siendo crítica y cambiante, debido a las fuertes redas por lo que prevén que el número de hondureños detenidos aumente cada día.
“Esto es bien fluido, todos los días hay operativos, y al final, nosotros sabemos que vienen en un avión más deportados a Honduras en vuelos semanales que están aterrizando periódicamente en el aeropuerto de San Pedro Sula”, detalló.
Aseguró que los cónsules hondureños están desplegados en las zonas donde se reportan detenciones, y que se está elaborando un inventario de los compatriotas detenidos para brindarles apoyo legal, documentación y asistencia consular.
“Nuestros cónsules saben a qué lugares deben ir. Su equipo está trabajando, visitando, viendo qué papeles necesitan, qué documentos hay que darles”, agregó.
“Estamos hablando con el Parlamento de Estado y con otros embajadores para, como países, juntarnos y hacer intervenciones, pedir cordura. Hacemos lo que se puede dentro de un país soberano que hace lo que quiere, respetando su derecho interno”, apuntó García.
La creciente agresividad de las redadas —que según García responden a una cuota de hasta 3,000 detenciones diarias a nivel nacional— ha encendido las alertas en la comunidad migrante.
“Obviamente, ahí caen hondureños, caen de todas las nacionalidades. Y si usted va a una protesta, lo pueden detener. Entonces es mejor no ir, lamentablemente”, dijo con franqueza, haciendo eco del llamado de Cancillería a no exponerse en manifestaciones públicas.
En cuanto al contexto político, García explicó que el manejo del tema migratorio varía según la postura ideológica de cada gobernador.
“El de California se ha opuesto y ha puesto recursos legales ante la Corte, pidiendo que el Ejército no esté involucrado con población civil. Otros, como el de Texas, están completamente alineados con Trump. Todo depende del Estado”, explicó.
Aunque California no concentra la mayoría de hondureños en EE. UU., sigue siendo un estado con una comunidad significativa, en riesgo por la intensidad de las redadas.
Encierro forzado
Pero las cifras y los comunicados oficiales no logran describir del todo el miedo que embarga a miles de hondureños que hoy viven en las sombras.
Blanca es una compatriota que vive en Estados Unidos, cuenta con voz temblorosa cómo su vida ha cambiado por completo desde que comenzaron las redadas más agresivas.
“Antes me consideraba una persona libre. Salía a trabajar, iba al supermercado sin miedo, pero ahora todo es diferente. Hace semanas que dejé de mandar dinero a mi familia, ya casi ni salgo de la casa”, relató con nerviosismo.
Blanca vive en constante miedo y estrés, ir al supermercado, algo tan cotidiano para cualquier persona, se ha transformado en una actividad de alto riesgo.
“No hay lugar seguro, migración está en todas partes. Acá los arrestan y los llevan lejos de sus abogados para que no puedan defenderlos. Los mueven hasta otros estados. Es increíble e inimaginable lo que está pasando. Los tratan como si fueran delincuentes”, lamentó.
El miedo la ha encerrado en una prisión sin barrotes. “Solo salgo si es absolutamente necesario. Cuando lo hago, lo hago con el corazón en la mano. Camino por las calles con el temor de no regresar”, dijo con angustia.
Y aunque entiende que las autoridades puedan actuar contra personas con antecedentes penales graves, Blanca asegura que la mayoría de los detenidos son trabajadores, padres y madres que solo buscan una oportunidad para sacar adelante a sus familias.
“Está bien que se lleven a quienes tienen delitos graves, pero lo están haciendo con personas luchadoras, con gente buena que lo único que quiere es sobrevivir”, expresó con impotencia.
Este es el drama silencioso que viven miles de familias hondureñas atrapadas en sus casas, convertidas en fortalezas de miedo. Es el precio de un sistema migratorio que se ha vuelto cada vez más implacable.
