Honduras

Crematorio de Marcala, un riesgo para la salud y un grave contaminante ambiental

Autoridades edilicias plantearon transformar el 70% de la basura que llega al botadero en abono orgánico, pero el proyecto se quedó estancado y no hay nuevas soluciones. Hay siete aldeas en riesgo

12.04.2021

MARCALA, LA PAZ.- El crematorio o depósito de desechos sólidos y hospitalarios a cielo abierto que se hace a pocos kilómetros del centro urbano y a escasos metros de varias aldeas del municipio de Marcala, La Paz, representa un riesgo para la salud de miles de pobladores.

Y es que las grandes cantidades de humo y malos olores que salen del crematorio y que son expandidos por el viento están causando una grave contaminación ambiental.

El botadero de basura está a ocho kilómetros de la ciudad en la carretera que conduce hacia La Esperanza Intibucá.

Cerca del crematorio hay más de siete aldeas y caseríos.

“Hace tiempo venimos pidiendo a las autoridades que se haga un relleno sanitario porque Marcala ha crecido y se generan varios toneladas de basura y la necesidad de tratarlas va siendo una prioridad”, dijo Juan Carlos Gonzales, habitante de la aldea La Estanzuela.

Hace dos años las autoridades edilicias informaron de la intención de ejecutar un proyecto en donde el 70 por ciento de la basura que va a caer al crematorio se iba a convertir en abono orgánico y el resto iba a ser incinerada mediante una máquina especial. Sin embargo, el proyecto quedó estancado por falta de fondos y voluntad política, según sectores de la sociedad civil de este municipio.

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Fuente de ingreso

Al crematorio también se ha convertido en una fuente de ingresos para las personas que no encuentran trabajo y necesitan sostener sus familias

Al botadero llegan unas 60 personas durante la semana para recolectar el hierro, cobre y plástico para venderlos.

“Tengo dos meses de estar viniendo a reciclar la basura como plástico, botellas, latas, hierro, cobre, zinc, aluminio y los desperdicios de verduras los recogemos para abono orgánico, lo hago para dar de comer a mis tres hijos ya que no encuentro otro trabajo”, dijo Gabriela Pérez, una de las pepenadoras.

Los enfermedades respiratorias y de la piel son las más comunes que afectan a las personas que viven cerca de este foco de contaminación.

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