Tegucigalpa, Honduras.- La presidenta Xiomara Castro visitó este viernes la basílica de San Pedro en la Ciudad del Vaticano, donde se velaban los restos del papa Francisco, antes de que se desarrolle su funeral.
Castro, al igual que muchos líderes políticos del mundo, ha destacado su admiración hacia Jorge Mario Bergoglio (nombre real del papa Francisco), quien no solo hizo historia por convertirse en el primer pontífice latinoamericano, sino que también se ganó el aprecio de muchas personas por su filosofía de austeridad y solidaridad hacia los pobres.
La noticia del fallecimiento de Francisco el pasado 21 de abril impactó a la mandataria hondureña, lamentando su muerte. Ante esta situación, Castro viajó a Italia para asistir a las ceremonias fúnebres que se celebrarán el sábado 26 de abril.
De acuerdo canciller Enrique Reina, quien acompañó a Castro en su viaje, describió la reacción de la presidenta hondureña al ver al Sumo Pontífice en su ataúd.
Reina detalló que ella se reflejaba "sentimentalmente, muy impactada por ver al papa. Yo creo que hicieron, como dicen los jóvenes ahora, un clic entre ellos." Agregó que esta conexión se deriva del pensamiento que ambos tenían sobre la unidad de los pueblos.
Por otro lado, reveló que "habíamos también preparado una visita aquí a Roma para enero de este año, lamentablemente la salud del papa empeoró y se tuvo que cancelar".
En octubre de 2022, Castro fue recibida en la Santa Sede por la máxima autoridad de la Iglesia Católica. Ambos hablaron sobre la atención a los migrantes y el contraste a la pobreza.
El estado de salud del papa Francisco en este año fue muy delicado. Desde el 14 de febrero hasta el 23 de marzo, el pontífice permaneció internado en el hospital de Gemelli en Roma debido a una neumonía bilateral que afectaba su sistema respiratorio.
La última aparición del papa Francisco fue el pasado 20 de abril, día en que se conmemoraba el Domingo de Resurrección. Francisco se presentó en la plaza de San Pedro para hablar por última frente a millones de personas.
En su última bendición urbi et orbi (bendición dirigida a Roma y el resto del mundo), clamó por la libertad, por la paz, por el fin a los conflictos bélicos en diferentes partes del mundo, lamentó la violencia que se vive.