Tegucigalpa, Honduras.- Un nuevo golpe al bolsillo de los migrantes hondureños y de sus familias está en camino si el Senado de Estados Unidos aprueba el polémico proyecto de ley impulsado por el presidente Donald Trump, que incluye un impuesto del 3.5 % a las remesas enviadas fuera de ese país.
La medida ya fue avalada por la Cámara de Representantes y forma parte de un paquete más amplio de recortes fiscales y ajustes al gasto público, el cual ha sido fuertemente cuestionado por su impacto en sectores vulnerables y en la comunidad migrante.
De aprobarse en su totalidad, el impuesto afectaría directamente a miles de familias en Honduras que dependen de las remesas como su principal fuente de ingreso.
EL HERALDO constató, conforme a reportes dinámicos del Banco Central de Honduras (BCH), que entre 2018 y 2024 los ingresos por remesas familiares procedentes de Estados Unidos ascendieron a 50,653.4 millones de dólares.
Hasta el pasado 8 de mayo se habían registrado 3,808.1 millones de dólares en divisas provenientes de ese país.
La estimación de remesas familiares para este año es de 10,259.7 millones de dólares, según proyecciones del Programa Monetario 2025-2026 elaborado por el BCH.El 98.3 % de esa cifra, equivalente a 10,008 millones de dólares, provendría de Estados Unidos, por lo que el impacto económico sería de 500.4 millones de dólares si el Senado estadounidense aprueba la medida arancelaria.
Este cálculo fue realizado por este rotativo con base en datos oficiales.
Una reducción del 3.5 % en estos envíos significaría una pérdida de cientos de millones de dólares para la economía nacional y, sobre todo, para los hogares que utilizan ese dinero para alimentación, educación y salud.
Expertos, economistas y organizaciones promigrantes ya han alzado la voz ante lo que consideran una medida discriminatoria y perjudicial.
Para la presidenta del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), Anabel Gallardo, “este arancel se reflejará en menos dinero para las familias y será un golpe para quienes reciben remesas. Son casi tres millones de personas en Honduras.
En el tema de las remesas hay mucho trabajo que hacer; la mayor parte del dinero que reciben es para consumo y no para inversión”.
Juan Flores, presidente de la Fundación 15 de Septiembre, que agrupa a hondureños en Estados Unidos, calificó la propuesta como “un balde de agua fría”.
Según Flores, el impacto será directo sobre los bolsillos de los migrantes que cada mes envían dinero a sus familias. “Ahora se tiene que pagar más por enviar sus dólares, lo que significa que llegará menos dinero a los hondureños”, advirtió.
Asegura que, en lugar de criminalizar al migrante, se deben buscar soluciones desde los gobiernos para fortalecer las políticas públicas que ayuden a los connacionales en el extranjero.
A criterio de este líder migrante, este impuesto se suma a la lista de problemas que están enfrentando los compatriotas en suelo estadounidense, ya que están a la expectativa de una ampliación del TPS, las deportaciones y autodeportaciones.
El golpe también es emocional. Para muchos migrantes que llevan décadas trabajando en Estados Unidos, regresar a Honduras no es una opción.
“La mayoría de migrantes son mayores de 40 o 50 años. Ya no pueden empezar de cero, y tampoco es fácil emprender en un país con pocas oportunidades”, lamenta Flores.
Efecto inmediato en el hogar
Las remesas representan hoy la principal fuente de divisas para Honduras. En 2024, el país recibió más de 9,588 millones de dólares por este concepto, de los cuales el 80 % provino de Estados Unidos.
Mario Palma, jefe de investigaciones del Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (Fosdeh), estima que, si se aplica el impuesto, la pérdida en captación de divisas rondaría los 275 millones de dólares anuales.
“Eso es gravísimo para la economía nacional”, expresó, ya que tendría un fuerte impacto en todo el país.
Palma detalla que un hogar promedio en Honduras recibe 500 dólares mensuales en remesas.
Con el nuevo impuesto, las familias estarían recibiendo alrededor de 482 dólares, ya que el migrante asumiría el costo.
“El 80 % del recurso que reciben los hogares en términos de remesas va destinado al consumo. Eso, entonces, afectaría las dinámicas de las familias y, obviamente, la dinámica económica y la recaudación tributaria”, agregó.
Además, este nuevo impuesto se suma a una serie de tensiones que viven los migrantes hondureños.
“Lo que están haciendo es desincentivar la migración, pero lo hacen afectando a quienes ya están allá, trabajando y ayudando a sus familias”, señaló Palma.
Los analistas coinciden en que Honduras debe comenzar a buscar salidas sostenibles para fortalecer el sector exportador, generar empleo local, invertir en el agro y reducir la dependencia de las remesas.
“El país tiene que hacer un uso estratégico e inteligente de los recursos que recibe del exterior”, concluyó Palma.
Para Rolando Alvarenga, presidente de la Federación de Cámaras de Comercio e Industrias de Honduras (Fedecamara), el panorama es igual de preocupante.
Asegura que la medida no solo afectará a las familias que dependen de estos recursos, sino que agudizará los problemas macroeconómicos.
“Si llegamos a los 10 mil millones de dólares en remesas, estaríamos perdiendo cerca de 350 millones. Eso es más de lo que Honduras recibe del Fondo Monetario Internacional en préstamos”, comparó.
Desde la perspectiva empresarial, Alvarenga hizo un llamado urgente a la articulación de todos los sectores para hacer frente a la problemática que se puede generar.
“Esto no solo trasciende al Gobierno, también debe involucrar a la empresa privada y la sociedad civil. Tenemos que tomar decisiones en conjunto para proteger la economía del país y el bienestar común de la población”, dijo.
Mientras tanto, las familias hondureñas observan con preocupación lo que pueda suceder en el Senado de Estados Unidos, donde la propuesta aún debe ser discutida y aprobada.
Si se aprueba, el daño ya no será una posibilidad, sino una realidad económica y social que dejará cicatrices profundas en un país donde cada dólar enviado desde el extranjero representa comida, educación, salud y esperanza.
Aprobación de ley
La legislación aprobada recientemente en la Cámara de Representantes estadounidense aún debe ser debatida en el Senado, pero ya genera preocupación por el fuerte impacto que podría tener en millones de familias hondureñas que dependen de este ingreso.
El diputado y exministro de Finanzas, Marco Midence, advirtió que este tipo de medidas podría causar un daño significativo a la economía nacional, que ya enfrenta una fuerte presión inflacionaria, altos costos de energía y una depreciación sostenida del lempira frente al dólar.
“Nosotros, en su momento, hicimos un análisis de esto y lo discutimos. No estamos de acuerdo en que haya un peso mayor sobre lo que ya significa el esfuerzo y el sudor de lo que mandan los hondureños”, expresó Midence.
Según recalcó, la economía hondureña es altamente dependiente de las remesas, especialmente provenientes de Estados Unidos, donde reside el 80 % de la diáspora hondureña.
“Estamos siendo impactados en doble vía: tanto por lo que se genera desde afuera como por la producción nacional. Si el salario real no se incrementa, pero sí el costo, significa que podemos consumir menos. Y ahora súmele que las remesas pueden verse reducidas”, advirtió.
Por su parte, el vicecanciller Antonio García lamentó que se pretenda imponer un impuesto sobre lo que denominó “el sudor de nuestros compatriotas”.
“El plan de Trump, obviamente, es reducir el gasto fiscal y usar ese dinero para reforzar la frontera. Estas medidas no nos parecen justas”, dijo con preocupación.
Estimó que esto podría representar una pérdida de hasta 350 millones de dólares anuales para la economía hondureña, al prever que los migrantes no aumentarán sus envíos para compensar el descuento.
“Cuando mandan 100 dólares y les cobran el 3.5 %, supongo que se lo van a restar a lo que iban a mandar. No creo que manden más”, comentó.
Agregó: “Es triste porque es el sudor de nuestros compatriotas”, concluyó García, subrayando el esfuerzo diario de quienes, desde el extranjero, sostienen financieramente a sus familias en Honduras.
Para que el impuesto a las remesas se convierta en ley en Estados Unidos, el proyecto debe ser aprobado por el Senado, donde actualmente los republicanos tienen la mayoría.
Sin embargo, existen divisiones internas dentro del partido, lo que podría influir en el debate y la votación. El objetivo es que esta legislación esté lista antes del 4 de julio, Día de la Independencia estadounidense