Posee paisajes naturales muy hermosos, alta producción de rosquillas, mangos, ciruelas, la mejor tierra para labrar frijoles, maíz y maicillo, y además es la cuna que vio nacer al conocido primitivista Pedro Grández, así es San Isidro.
Ubicado en el cono norte del departamento de Choluteca en el km 66 de la carretera panamericana que conduce a la zona sur, y posteriormente 11 kms desde su desvío por calle de tierra, según la reseña histórica recopilada en su Palacio Municipal, este lugar se fundó en el año de 1723 como una aldea de Pespire, en aquel entonces llamada San Antonio de Caulote, por el señor Joseph y su esposa de apellido La Canal, ambos españoles criollos nacidos en estas tierras.
Fue hasta 1876 que mediante decreto adquirió la categoría de municipio y cuando recibió el nombre de San Isidro, en honor al santo español patrón de los labradores, siendo presidente de la República el Dr. Marco Aurelio Soto y su primer alcalde, Leonardo Canales.
Al norte limita con los municipios de La Venta y Nueva Armenia, en el departamento de Francisco Morazán; al sur con el municipio de Pespire, Choluteca, al este con Sabanagrande y al oeste con el municipio de San Antonio de Flores, lo que prácticamente convierte esta zona en el cordón umbilical que comunica a ambos departamentos.
Patrimonio cultural
San Isidro no solo cuenta con un clima agradable, una tierra apta para producir frijoles, maíz, maicillo y otros productos de consumo doméstico, un buen sistema de agua potable al alcance de toda la población y quizás uno de los más baratos de toda Honduras.
El corazón de la Plaza Central de este municipio es adornado por una de las joyas más preciadas del patrimonio de Honduras: su iglesia católica.
La construcción de esta emblemática obra data desde 1848 y debido a que su edificación se remonta a la época colonial, la misma posee un encanto único gracias a su fachada de estilo barroco clásico, donde destaca en el centro de su cúpula el segundo reloj más antiguo de Honduras, creado en 1951.
La valiosa pieza es de origen suizo y aún posee sus agujas de oro que marcan su compás a cada hora. El resto del casco histórico de esta comunidad lo embellece el atractivo diseño de sus casas antiguas que también hacen alusión a la época colonial.
Dentro del nutrido conjunto de encantos también se puede apreciar el trazado urbanístico de algunos de sus principales edificios como el Palacio Municipal, que está a punto de concluir su etapa de remodelación; el antiguo local de la escuela José Trinidad Reyes y otros de carácter oficial, público y privados que se observan en la zona.
Clima agradable
La belleza arquitectónica de sus edificaciones contrasta a la perfección con el patrimonio natural de este lugar compuesto por pequeñas vertientes de agua del río Chiquito, quebradas que refrescan la comunidad y El Bálsamo, que es el predio donde se encuentran las ruinas de la pila de reserva de agua potable que datan desde 1940 y donde se concentra el almacenamiento de este vital líquido actualmente.
Para sus pobladores, La Loma es una auténtica zona de recreación familiar al igual que el campo de fútbol, donde por las tardes niños, jóvenes y adultos suelen propiciar divertidas jornadas de este famoso deporte.
Los cerros como El Colorado, La Mesa y El Jiñote también se suman al patrimonio natural de San Isidro.
Gastronomía
Sus habitantes tienen una dieta diaria muy sana ya que la mayoría de productos que consumen como la cuajada, queso, mantequilla, rosquillas, carne, huevos, maíz arroz y frijoles se producen en la zona.
A esto se le incorporan diversos postres artesanales como los nuéganos, alborotos, hojuelas, rosquillas en miel y dulce de coyol, que en su mayoría son acaramelados con el tradicional dulce de rapadura que aún forma parte de los ingredientes endulzantes de sus guisos.
Sus alrededores
San Isidro es un municipio que consta de cuatro aldeas llamadas Sonith, Obrajito, El Caulote y san Isidro Centro, donde en los últimos años se ha dado apertura a más electrificación rural, carreteras de penetración hacia sus comunidades y caseríos más escondidos, factores que desde luego conducen hacia un mejor desarrollo de la comunidad.
Sin duda que el patrimonio cultural de San Isidro es tan rico como el de sus municipios limítrofes, con la diferencia de que sus habitantes aún mantienen gran parte de las prácticas de la vida campesina que fortalecen nuestra identidad nacional.