Tegucigalpa, Honduras.- A pocas semanas de las elecciones primarias del 9 de marzo de 2025, la narrativa de fraude vuelve a dominar el discurso político y las redes sociales en Honduras.
Tanto el oficialismo como la oposición y usuarios de las plataformas han denunciado presuntas irregularidades en el proceso electoral, pero hasta ahora no han presentado pruebas verificables.
Expertos en desinformación advierten que estas estrategias buscan minar la confianza en el sistema democrático y movilizar a sus bases políticas.
EL HERALDO Verifica explica cómo estas narrativas están moviéndose en los discursos políticos y en redes.
Afirmaciones sin fundamento
A raíz del nombramiento de Cossette López como consejera presidenta del CNE, el 13 de septiembre de 2024, Marlon Ochoa, representante del gobernante Libertad y Refundación (Libre) en el ante, dijo que “el fraude está consumado”.
“El pueblo hondureño no luchó 12 años en las calles para que lleguemos a hacer cofradía y tapar sinvergüenzadas. Derrotamos el fraude electoral en 2021, y lo volveremos a derrotar en 2025”, expresó en ese momento.
Estas palabras surgieron porque él tenía intenciones de presidir el CNE, pero los votos de López (Partido Nacional) y Ana Paola Hall (Partido Liberal) se impusieron 2 a 1 en la votación interna.
Otro caso es el de Salvador Nasralla, precandidato presidencial del Partido Liberal, que acusó anteriormente (en mayo de 2024) a Manuel Zelaya, asesor presidencial de Xiomara Castro, de organizar un fraude.
“El fraude lo quiere hacer Manuel Zelaya en las elecciones de 2025 y el robo millonario contra la gente pobre de Honduras para favorecer a su candidata Rixi Moncada”, denunció.
Asimismo, Jorge Cálix, también precandidato del Partido Liberal, dijo el 18 de septiembre que los que celebran el asqueroso fraude de Maduro, son los que quisieran hacer esto mismo (fraude) en Honduras.
Ahora, la cercanía de las elecciones primarias ha traído consigo un resurgimiento de la narrativa de fraude electoral.
Perfiles anónimos en redes sociales han lanzado acusaciones de que el proceso está siendo manipulado.
“Ya sabemos qué esperar el 9 de marzo: Rixi gracias al fraude sacará más votos de lo que realmente tiene Libre y Ana García derrotará a Tito porque JOH le enseñó a hacer fraude”, dice literalmente una publicación en X.
“Las elecciones primarias son un buen ensayo para probar el fraude que veremos en noviembre”, agrega otra cuenta.
Sin embargo, estas afirmaciones no cuentan con sustento en evidencia sólida, según análisis de expertos y observadores.
Stephany Pineda, especialista en creación de contenido, señaló que “la narrativa de fraude es una herramienta recurrente en contextos políticos polarizados. Generalmente, no se trata de una acusación fundamentada, sino de una estrategia para sembrar dudas y deslegitimar el proceso electoral”.
Este fenómeno no es exclusivo de Honduras, ya que se ha observado en otros países de la región como Argentina, donde videos descontextualizados y noticias falsas han alimentado percepciones de fraude en procesos recientes.
Para Oliveira Carvalho, coordinador académico de la organización Academia Brasileña de Derecho Electoral y Político, la proliferación de información falsa sobre las elecciones se convirtió en algo habitual en las redes sociales a mediados de la década pasada.
Narrativa repetitiva y peligrosa
En este contexto, actores políticos de ambos lados y usuarios en redes sociales parecen estar utilizando la narrativa del fraude para movilizar, por ejemplo, a las bases.
Sin embargo, la falta de pruebas concretas plantea dudas sobre la veracidad de estas afirmaciones.
“Cuando no se presentan evidencias claras, lo que se logra es erosionar la confianza en las instituciones democráticas y desinformar a la ciudadanía”, agregó Pineda.
Por ejemplo, un análisis de campañas de desinformación en América Latina realizado por Verifica EFE, miembro de Latam Chequea, como lo es EL HERALDO, muestra cómo estas narrativas suelen amplificarse a través de redes sociales.
“Es un patrón común: declaraciones incendiarias por parte de líderes políticos, seguidas de la difusión masiva de desinformación por actores secundarios, como influencers o medios no especializados o simplemente usuarios”, detalló Pineda.
La importancia del voto informado
Frente a este panorama, es crucial que los votantes tengan acceso a información verificada para tomar decisiones informadas en las urnas. Observadores internacionales y organizaciones locales han instado a los actores políticos a actuar con responsabilidad.
Por su parte, el Consejo Nacional Electoral (CNE) ha enfatizado su compromiso con la transparencia en el proceso electoral, destacando medidas como la implementación de sistemas de monitoreo y la capacitación de los custodios electorales.
Pero la falta de confianza en el CNE por parte de ciertos sectores políticos complica el panorama.
“La única forma de combatir estas narrativas es con hechos verificables y una mayor educación cívica. La ciudadanía debe ser crítica y no aceptar afirmaciones sin pruebas, independientemente de quién las diga”, concluyó Pineda.
Mientras tanto, el país se prepara para un proceso electoral que no solo definirá a los candidatos presidenciales, sino también la confianza de los hondureños en su sistema democrático.