Talanga rechazó a Rixi Moncada: quedó tercera en su municipio natal

La candidata de Libre sufrió un revés histórico en Talanga, su municipio natal, donde fue superada por Salvador Nasralla y Nasry Asfura, reflejando el desgaste del oficialismo y el rechazo ciudadano

  • 07 de diciembre de 2025 a las 13:08
Talanga rechazó a Rixi Moncada: quedó tercera en su municipio natal

Tegucigalpa, Honduras.- Rixi Moncada, candidata presidencial de Libertad y Refundación (Libre), no logró obtener el respaldo ni siquiera de su propio municipio natal, Talanga, en el departamento de Francisco Morazán.

A pesar de representar al partido en el poder y de su peso dentro del gobierno, el electorado talangueño decidió darle la espalda, optando mayoritariamente por sus rivales Salvador Nasralla y Nasry “Tito” Asfura.

El revés constituye un reflejo del desgaste del oficialismo y de la desconexión entre la candidata y la población, incluso en el sitio donde se formó y ejercía gran influencia a través de su familia.

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Los datos oficiales del Consejo Nacional Electoral (CNE), analizados por EL HERALDO Plus, demuestran que la votación en Talanga fue contundente.

De las 41 actas procesadas, que representan el 100% del total, Moncada alcanzó apenas 1,735 votos, es decir, el 24.93% de los 6,362 votos válidos emitidos.

En contraste, Salvador Nasralla obtuvo 2,178 votos, equivalentes al 39.06%, mientras que Nasry Asfura logró 2,449 votos, el 35.20%.

Ambos contendientes superaron ampliamente a la aspirante de Libre, evidenciando que la candidata no solo quedó relegada en su propio municipio, sino que además fue superada por dos figuras con discursos distintos y con bases de apoyo consolidadas.

Los resultados forman parte de un declive más amplio que analistas atribuyen al desgaste del gobierno de Xiomara Castro, al estilo confrontativo de Moncada, a las fracturas internas del oficialismo y al impacto de su círculo político más cercano.

Para Denis Castro Bobadilla, exvicepresidente del Congreso Nacional, el fracaso de la candidatura de Moncada no ocurrió debido a factores externos, sino por errores acumulados desde el propio gobierno.

En sus palabras, “el principal activista en contra de Libre fue el mismo gobierno”.

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Según explicó, la administración de Xiomara Castro se caracterizó por despilfarro en el manejo de los bienes públicos, derroche, falsedad en el discurso oficial, y un nepotismo que involucró tanto a la familia presidencial como a figuras cercanas a la candidata.

Señaló que Honduras vivió bajo una “oclocracia”, concepto que define como el gobierno de las multitudes sin control institucional, y una “caquistocracia”, entendida como el gobierno de personas ineptas o con antecedentes cuestionables para ejercer cargos públicos.

A su juicio, esto provocó un rechazo natural de la ciudadanía, visible no solo en Talanga sino a nivel nacional.

Bobadilla agregó que Moncada, pese a su preparación profesional —él mismo fue uno de sus profesores hace más de dos décadas—, no logró desarrollar “empatía pública”, es decir, la capacidad de un candidato para conectar emocionalmente con la gente y transmitir cercanía.

Según su análisis, la candidata proyectó ironía, sarcasmo y un discurso que califica como “sectarismo procomunista”, incluyendo abierta admiración por modelos como el cubano.

Cada uno de sus actos chocó con una población mayoritariamente conservadora que, afirma, aspira a vivir en paz y con estabilidad económica.

En el caso específico de Talanga, añadió que la ciudadanía conoce bien a la familia Moncada y que los “anticuerpos” acumulados hacia ese grupo familiar no pudieron superarse en la contienda.

Para él, la derrota de Moncada refleja también el hartazgo generalizado hacia un gobierno que, según denuncia, “traficó con el poder”, se aisló de la oposición y dejó un país con graves crisis en salud, seguridad y política exterior.

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El analista anticorrupción Henry Salinas coincidió en que el rechazo ciudadano hacia Moncada se derivó en gran parte del comportamiento del gobierno y de la narrativa de confrontación que caracterizó a varios funcionarios del oficialismo.

Aseguró que la campaña estuvo marcada por un discurso de odio dirigido hacia los medios de comunicación, el sector financiero, Estados Unidos y analistas independientes.

A su criterio, ese lenguaje provocó un castigo electoral generalizado contra Libre.

Salinas afirmó que, en el propio municipio de la candidata, se invirtió una gran cantidad de recursos para posicionar a un pariente suyo —su sobrino Mario Moncada, hijo del ministro del mismo nombre, quien aspiraba a vicealcalde por Libre— y fortalecer su influencia local; sin embargo, la población reaccionó de forma negativa.

Sostuvo que en ningún departamento del país Libre logró una votación abrumadora y que, incluso en territorios tradicionalmente asociados al partido, como el departamento de Olancho, sus candidatos no lograron presentarse como una solución creíble.

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Para él, el problema no es la existencia de los partidos políticos —pues son instituciones que, en su opinión, no deben ser demonizadas— sino la conducta y decisiones de las personas que los dirigen.

Salinas identificó un elemento adicional: la presencia en el círculo cercano de Moncada de un grupo de jóvenes ministros radicalizados, emocionales y con comportamientos que califica como “obscenos” y carentes de educación política.

Describió que muchas decisiones de campaña se tomaban bajo un “sesgo de validación”, es decir, buscando únicamente información que confirmara las propias creencias y sin contrastar datos con visiones distintas.

En palabras del también máster en derecho penal y procesal penal, esa actitud cerrada impidió que la candidata escuchara críticas constructivas o perspectivas independientes, lo que contribuyó a que sus mensajes se distorsionaran y se proyectara un ambiente político basado en el odio.

Señaló ejemplos concretos de insultos dirigidos a candidatos como Salvador Nasralla o los ataque a Cosette López, consejera del CNE, emitidos por figuras cercanas a Moncada, como Lucky Medina.

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Para él, ese tipo de comportamientos influyó negativamente en la percepción pública y alimentó un rechazo que terminó reflejándose en las urnas.

Por su parte, el abogado penalista Germán Licona considera que la candidata de Libre llegó a la contienda con una propuesta que no logró atraer ni al voto independiente ni al indeciso, y que mucho menos pudo recuperar el respaldo de su propio municipio.

Expuso que Moncada se mantuvo en una dinámica de confrontación con la empresa privada y diversos sectores, lo que él describe como posturas “antagónicas y dictatoriales”.

Además, cuestionó el rol de la candidata de Libre en la Secretaría de Defensa y afirmó que, en lugar de generar confianza, proyectó actitudes basadas en la venganza y el resentimiento.

Licona recordó qué varias propuestas hechas en 2021 quedaron en promesas incumplidas: la llegada de la CICIH (Comisión Internacional contra la Impunidad y la Corrupción en Honduras), la venta de vehículos oficiales o la reducción de derroche público, mientras que, por el contrario, se realizaron compras millonarias de automóviles y se generalizó el uso de vehículos blindados para funcionarios de baja jerarquía.

El abogado argumentó que el oficialismo perdió credibilidad no solo por el incumplimiento de sus promesas, sino por haber desacreditado públicamente a los consejeros del CNE y a magistrados del Tribunal de Justicia Electoral (TJE), a quienes antes celebraban.

A esto suma la ruptura política con Nasralla, clave para el triunfo de Libre en 2021, cuya base electoral se sintió traicionada y retiró su respaldo.

Aseguró que la candidata proyectaba una actitud poco afable, lo que dificultó que conectara con los problemas reales de la ciudadanía, como el desempleo, la migración, el TPS (Estatus de Protección Temporal, por sus siglas en inglés) o la corrupción.

Para él, Moncada “se mantuvo como un bonsái”, una metáfora que utiliza para indicar que nunca creció políticamente y que, a pesar de estar estancada, su equipo alimentaba un discurso de odio y confrontación para sostenerla artificialmente.

El economista y politólogo Héctor Soto indicó que sobre la derrota de Moncada existen dos narrativas opuestas que hoy dividen al país. La primera es la de Libre, que insiste en que el sistema TREP (Transmisión de Resultados Electorales Preliminares) fue hackeado y sus resultados adulterados, por lo que consideran que los datos que la desfavorecen no son confiables.

La segunda narrativa es la de la oposición y sectores independientes, que sostienen que los resultados reflejan la realidad política, ya que Moncada no logró generar simpatía, su discurso fue confrontativo y la gestión de su hermano en Talanga influyó negativamente en la percepción local.

Para Soto, la coexistencia de estas dos lecturas impide que el país llegue a una comprensión común de lo ocurrido.

El analista también destacó que las campañas de los tres principales partidos se enfocaron casi exclusivamente en el voto duro y en la confrontación, dejando desatendido al voto independiente, que terminó siendo decisivo.

Añadió que los mensajes emitidos por Donald Trump días antes de las elecciones, que —según él— generaron temor sobre la pérdida de apoyo de Estados Unidos, lo que afectó directamente al electorado que depende de esa relación para su estabilidad económica, personal y familiar.

Afirmó que ningún candidato presentó propuestas lo suficientemente sólidas para contrarrestar ese impacto.

Soto concluyó que es extremadamente inusual que un candidato pierda en su municipio natal, lo que en este caso evidencia un distanciamiento profundo y un desarraigo que terminó expresándose en los votos.

Las valoraciones de los expertos permiten comprender que la derrota de Moncada en Talanga no fue un simple revés electoral, sino la consecuencia de un cúmulo de factores.

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José Valeriano
José Valeriano
Periodista

Licenciado en Periodismo por la UNAH. Con experiencia en temas económicos, de salud, educación y desarrollo social. Con conocimientos en el mundo digital y SEO.