San Pedro Sula, Honduras.- Rolando Mauricio Peña, es el vicepresidente deportivo de Marathón, pero todos lo conocen como Rolin Peña. Llegó hace dos décadas al Marathón y es uno de los pilares en la gestión del equipo. Es el que pone el pecho en la Liga Nacional, la Federación y vital en el fichaje de jugadores. Ahora que está en el centenario el club verde, Peña revela detalles poco conocidos en el Monstruo.
En este mano a mano con EL HERALDO, el vicepresidente deportivo cuenta las veces que le tocó esperar hasta altas horas de la madrugada en la casa de los padres de un jugador para convencerlo de jugar en el verde. Revela la forma en la que se las ingeniaban para arrebatarle fichajes casi cerrados al Olimpia y Motagua. Además explica cómo se dieron las ventas al mercado de China y cuánto dinero entró al Monstruo.
Entrevista con Rolin Peña
Rolín, ¿se imaginó usted llegar a esto, a las puertas del Centenario, en un Marathón?
La verdad jamás. Y había un dirigente que siempre nos decía que sería “ya rey”, y en el Centenario preparándose, este señor que está... Y ya estamos cerca prácticamente, ya estamos muy contentos de poder formar parte. Parecía en algún instante, en medio de la turbulencia, como que no; como que no llegaría Rolín Peña. Pero obviamente Dios sabe que hemos trabajado con mucha nobleza, mucha dedicación, con mucha honradez, y ahora también estamos disfrutando de la celebración.
Varias veces lo ponían fuera.
Sí, sí, en muchas ocasiones. Yo no comprendo el resto de los resultados. Creo que siempre he sido transparente con los presidentes. Muy agradecido con los presidentes que he tenido:Con Bonilla, que estuvo poco tiempo; con el doctor Bezdaña, que me dio todas las posibilidades; con Yankel, que me brindó la oportunidad; con Morrison, que ha confiado en mí y ha laborado conmigo.Muy agradecido con todos ellos, y con la afición también, porque la gente siente, sufre, pero reconoce cuando corresponde.
En cuanto a la preparación del Centenario... pero sí, ¿en algún momento usted dijo, ante tanta presión: “Lo mejor es que me voy”?
Sí. Yo tengo la característica de que en los momentos complicados no me da por irme, porque siempre le pido a Dios que cuando me toque salir sea cuando el equipo esté tranquilo.
Pero en los tiempos de crisis, no; porque considero que son los momentos en que uno debe mantenerse para resolver esos problemas. La calma llega, siempre llega, pronto llega la tranquilidad, y es cuestión de tener paciencia.
Lo que ha sucedido, las buenas condiciones del estadio, todo ha sido crecimiento para Marathón, pero falta la cereza del pastel: lo deportivo. El tema que se comenta en el entorno verdolaga es conseguir el título.
Sí. Yo creo que en los torneos anteriores nos excedimos con la misma presión interna; presionamos demasiado, y eso pudo ser una de las razones por las cuales no logramos el objetivo, más allá de cualquier otro aspecto futbolístico. En este momento, la celebración de los 100 años ha relajado un poco a los jugadores —no digo que los haya aflojado—, los ha descomprimido, y eso ha hecho que sus capacidades futbolísticas florezcan y se vean mejor. Y obviamente un entrenador que encontró la vuelta rápidamente al plantel... Eso hace clic, y ahora nos tiene soñando con la gran posibilidad de ganar el campeonato.
Con el caso de Pablo Lavallén y el cuerpo técnico en general, ¿sienten que hicieron una gran elección?
Sí, considero que sí. Es más, todavía guardo ahí en el 2023 lo que hicimos de traje, pero ya estaba con el equipo. Ahí conservo el chat donde nos comunicamos, pero no pudo venir en ese momento. Yo creo que es un técnico que encontró la vuelta, hizo clic rápidamente con los jugadores. No es sencillo; muchos entrenadores de recorrido tardan en hacer clic, en generar confianza, en lograr que el jugador les crea y siga al pie de la letra lo que ellos indican.Por lo tanto, muy acertada la contratación de Pablo y su cuerpo técnico.
Y lo reforzaron con buenos jugadores. Hicieron el esfuerzo por Messiniti; me contaron que estaba cerca de Comunicaciones, un correo no llegó y terminó siendo futbolista del Marathón. Luego Rubilio, que se alinearon los planetas para que llegara...
Sí. Con Rubilio hace cuatro o cinco años estábamos por traerlo, pero no se había concretado. Y hoy, como se dio lo de Messiniti, fue un gran acierto también. Messiniti es importante, con gol. Rubilio por fin llega y está aportando mucho.Si usted observa esos movimientos, no son muchos los fichajes que se hicieron. Por eso repito: el técnico les encontró la vuelta, les llegó a los jugadores inmediatamente, y por eso el equipo no solo gana, sino que muestra un fútbol con una idea clara en el manejo del balón. Y por eso estamos soñando nuevamente con poder estar en la final.
Rolín, durante todos estos años, ¿qué jugador quiso usted que vistiera la camisa del Monstruo Verde y no pudo?
Wilmer Velásquez. Siempre conversábamos con él porque había cercanía, tenía afinidad por Marathón, y lo buscamos varias veces.Pero finalmente no se dio y él no jugó para Marathón.
¿Y la venta más exitosa que se ha hecho de Maratón?
Es que yo recuerdo la primera que hizo Marathón, que fue allá por el 2002, fue la de Maynor Suazo. Fue vendido a un equipo de Austria, 350 mil dólares en la gestión. Y después subieron otras, pero es que no hubo una venta total. Normalmente siempre fueron préstamos en diferentes gestiones, pero venta a venta fue la de Maynor Suazo hasta 23 años.
¿Y el mercado a China se cerró? ¿Qué sucedió?
El mercado a China entre el 2007 y el 2009 fue sumamente importante porque era muy apetecido el jugador hombre negro. Y con la ida del Bombero Ramírez a China, él abrió el mercado allá. Empezó a hacer goles y empezaron a ir jugadores. Iban muchos de Marathón. Y se cierra el mercado porque después ese mercado a China se transforma en buscar jugadores de otro perfil: Drogba, Anelka, una serie de jugadores de otro nivel.Y entonces por eso se perdió ese mercado, pero Marathón en ese momento tenía un presupuesto para poder estar manejando el equipo. Ese ingreso le servía de presupuesto para poder manejar el equipo en el ámbito general. Y ahora, en cuanto a ventas en Marathón, de hecho en Liga Nacional parejo. Está muy complicado, ha disminuido mucho el tema de ventas.
¿Mencione los tres mejores jugadores que han tenido Marathón?
Para mí, yo me quedaría de los mejores: Número uno, Emil Martínez. Tengo que nombrar también a... es que fíjense que es difícil, porque yo le pongo a Yustin Arboleda, le pongo a Pery Martínez. Por ejemplo, jugadores extranjeros que traje: Juan Obelar, lo traje; jugaba para el Tacuarembó, después salió haciendo figuras. Pando Ramírez, que ya era conocido, pero aquí fue figura en Maratón. Yustin Arboleda: Yustin había hecho un gol en Panamá, lo querían matar en Panamá, y en Guatemala el Antigua lo había echado. Y cuando vino aquí decían “¿Cómo que no?” Terminó el último partido de eliminatoria siendo titular. Erick Scott el tico, otro que aquí también hizo goles en finales.Juan Pedro Yalet, que jugó en varios equipos, pero aquí también regresó campeón. Una serie de extranjeros que vinieron y dejaron huella. De los nacionales me quedo con Emil; también con Mario, no puedo dejar de mencionarlo. Mario tenía calidad técnica, pero tenía un punto de honor y entrega inigualable. Pero en calidad, sin duda alguna, Emil Martínez.
¿Otra historia similar al Chelito Martínez?
Bueno, han habido varias. Por ejemplo, Javier Arriaga: yo lo vi entrenando un día y después me dijeron que vivía en El Negrito y me fui para El Negrito. El papá estaba por arreglar con otro equipo, en Tegucigalpa, pero se tardaron. La persona que tenía que arreglar estaba en Estados Unidos y venía el día siguiente. Yo me quedé hasta las 12 de la noche convenciendo a los padres. Con Isaac Castillo igual: me fui a meter al barrio Cabañas, a buscarlo porque era un jugador sumamente importante. De los de antes, Pery: me fui a Sambo en mi carro, nos metimos hasta allá. No contestaba el teléfono. Cuando llegué estaba dormido porque la noche anterior había sido larga. Ahí mismo lo subimos. “Papá, vámonos”, dijo, y lo trajimos. También Marvin Chávez. Era del Victoria. Lo querían todos los equipos grandes y lo agilizamos. Ese tipo de contrataciones eran momentos rápidos: te dormís un minuto y se te va para otro equipo.
¿Ha tenido buenas operaciones entonces?Sí, sí, sí. Muchas de última hora, contra el reloj. Cuando parecía que ya estaba en otro equipo, se venía para acá. Y momentos bonitos como cuando le sacábamos jugadores a Olimpia en la época dorada: a Beata, al Pescado Bonilla... no era fácil.
¿En cuanto a Selección Nacional, por qué Marathón siendo uno de los grandes o el más antiguo, ha costado tanto meter más jugadores?
Ha sido difícil. Antes de que yo viniera, realmente el único técnico que llevó tres jugadores de Marathón a un Mundial fue Chelato: Celso Güiti, Roberto Bailey y Javier Toledo. Después hubo una pugna fuerte en la Federación. Esa pugna bloqueó a Marathón. En 2010 teníamos nueve jugadores que podían estar en la Selección: Emil, Tyson, Santamaría, Beata, Berríos, Pescado, Oliva... y varios más. Y finalmente nos dejaron fuera.
¿Y usted como miembro de la Comisión de Selecciones no hace ese comentario?
Lo hacemos a veces en privado con el técnico, cuando nos daban la oportunidad. Pero entraríamos en especulación porque no sabemos qué piensa el técnico.
¿Anécdota con algún entrenador?
Una de las más importantes es con Chelato. Él tenía la costumbre de pedir una Coca-Cola cerrada con rosca y sólo él podía abrirla. Un día Colocho se atrasó y cuando llegó la abrió él... Chelato le dijo: “A mí lo que me gusta es que haga ruido”. Con Nicolás también: nos reuníamos una vez por semana. En la final de Tegucigalpa había duda entre Calucha o Yalet. Muchos nos inclinábamos por otro, pero él decidió por Yalet. Y Yalet terminó dando la asistencia del gol a Simovic y salimos campeones. Con Vargas igual hubo un excelente trabajo. Usamos una herramienta tecnológica para semifinal y final que fue muy importante.
¿Con quién se peló alguna vez este Marathón?
Con Osman Madrid en una final en 2004 en el Nacional. Hubo un relajo en el túnel, pero al final somos muy buenos amigos. También con Marcelo Emanueles en un clásico. Yo me metí a la cancha y me tiró un puntapié. Pero somos amigos; fue el calor del momento.