Motagua sigue en el aire, pero su inestable vuelo no lo tiene seguro. Ayer, fue Carlos Discua quien salvó al Águila en su planeo con un golazo de tiro libre que estableció el empate 1-1 ante un Victoria corajudo que consiguió su gol con un penal que no fue falta y que el árbitro Melvin Matamoros pitó.
Al correr del minuto 28, Henry Figueroa marcó la llegada de Félix Crisanto por la izquierda, lo barrió en el área, le sacó la pelota y con la fuerza de la inercia se llevó al atacante jaibo. No debió ser pena, pero el argentino Leandro Guaita lo cambió por gol.
Y al finalizar la jornada 17, el Azul sigue soñando con fiesta grande y el domingo en el Puerto deberá pelear un cupo directo con Platense, tras empatar ambos con 21 puntos.
Es decir, el juego del domingo en el Excélsior es para uno.
Ayer en el Nacional, Motagua ha conseguido un resultado demasiado sufrido, demasiado forzado para lo que en el papel está diseñado, aunque contó con varias bajas en el primer equipo.
No fue entonces sino Discua (que jugó hasta el 70) quien se echó el equipo al hombro para sacar de su propia área un par de pelotas y para hacer cuatro de los seis remates al arco del Azul.
El Chino marcó un golazo de tiro libre frente a la portería gracias al único error de John Bodden en toda la noche. De hecho, el portero del Jaibo jugó doblemente inspirado tras su llamado a la H para los amistosos ante Brasil y Ecuador de este mes.
El tiro libre en mención fue bien concedido por el árbitro Matamoros, quien sancionó -como dice la regla- la mala técnica del portero que, al despejar, retomó el balón con las manos fuera del área.
El partido terminó con un disparo al poste del arco de Marlon Licona que congeló los corazones en el Nacional.
Y así, Motagua, acostumbrado a estos asuntos, prolonga su confirmación para el domingo.