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Marvin Chávez, el volante del Cedrito FC y la ilusión de Orocuina

Tras cuatro años sin jugar profesionalmente, el mundialista en 2014 regresó a las canchas. “El ascenso a primera es un sueño”, confesó el volante de 37 años

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26.02.2021

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- El viento disimula los 33 grados centígrados, pero él se siente en su salsa.

“Hermano, este pueblo se parece a mi Sambo Creek, solo le falta el mar, pero aquí lo tenemos a hora y media y ya he ido algunas veces. Me siento contento y como que estoy iniciando nuevamente en el fútbol”, confiesa Marvin Chávez, el hombre de 37 años que ha desempolvado los tacos para ser el dueño de la ilusión de todo Orocuina.

Leyenda de Victoria, figura del Marathón de Keosseián, legionario en la MLS y mundialista con Honduras en Brasil 2014. Qué trayectoria, ¡eh! En Orocuina lo ven y no lo creen... incluso sus propios compañeros del sorprendente Cedrito FC.

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“Yo no quiero que ninguno de los jóvenes me mire con idolatría por mi trayectoria, vengo a trabajar a la par de ellos, con humildad, sacrificio y deseo”, cuenta minutos después de terminar la práctica a cargo de Héctor la Figura Medina. Y su palabra la sustenta con hechos en la charla posentrenamiento: podría estar a la par del técnico dando instrucciones o estar al frente del grupo, pero él con su 1.65 metros prefiere camuflajearse entre sus compañeros.

Lo ven como ídolo

“Los jóvenes me miran como una leyenda, pero creeme que a mí casi no me gusta que me vean así, sino que me miren como uno más. Pero mi compañero Pedro Pablo Mencía me dice: ‘Te lo has ganado, hermano, y merecés el respeto de todos nosotros’. Me siento bendecido en este proyecto”, se sincera con una sonrisa cómplice.

Después de cuatro años sin jugar profesionalmente (su último partido fue en febrero de 2017 con Marathón) y tras jugar burocráticamente en Estados Unidos, el Hijo del Viento siente que ha vuelto a nacer futbolísticamente y anhela guiar a primera división a Cedrito. “Cada entrenamiento lo estoy disfrutando al máximo y los partidos amistosos los disfruté como si nunca había jugado. Estoy esperando que esto inicie lo más pronto posible”, relata quien ya anotó un golazo de tiro libre en un fogueo.

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Marvin será el estandarte de un equipo que se ha formado con una infraestructura propia de Liga Nacional. Tiene bus de lujo, un estadio (Esteban Moulds) en buenas condiciones y ha rodeado al Hijo del Viento con PP Mencía (ex-Honduras Progreso), Darwin Oliva (ex-Municipal de Guatemala), Emerson Lalín (ex-Victoria) y Héctor Ardón (jugó en primera en Honduras y Nicaragua).

Sueña con el ascenso

“El ascenso a primera es un sueño para todos, es la mentalidad de este grupo, pero vamos caminando tranquilos. No somos un equipo conformista, estamos pensando en grande. El profe ya nos inculcó estar en esa misma sintonía y esperamos cumplir un sueño tan lindo que quiere este pueblo de Orocuina”, se ilusiona.

Cedrito, que debutará en la Liga de Ascenso este año con la categoría del San Manuel de Cortés, cuenta con tres grandes aportantes que radican en Estados Unidos: Carlos Sánchez, José Sánchez y César Espinal.

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Ellos, hijos de Orocuina, hicieron posible la llegada de Marvin. Forjaron una amistad en Houston y apoyaron a Chávez cuando el futbolista la estuvo pasando mal por la conocida situación de su hermana Claudia, quien ha padecido una especie de embrujo.

“Lo que me enganchó fue la amistad de Carlos y José, que me apoyaron al máximo cuando estaba pasando momentos muy complicados mentalmente. Ellos no creían que yo iba a venir acá, incluso me decían: ‘Un jugador como vos no creo que vaya a ese pueblo’. Yo les dije: Tengo que ir a Orocuina a devolverles todo lo que hicieron por mí”, dice.

No juega por dinero

El escurridizo y ambidiestro volante (maneja las dos piernas como muy pocos en el mundo del fútbol) confiesa que no tiene sueldo de primera y enfatiza en que su llegada al sur del país es para retribuir a sus amigos.

“Créame que no estoy acá por la plata, aquí estoy más que todo por agradecimiento, quise pagarles con el mismo gesto”, se sincera antes de confesar: “Me preguntaron cuánto estaba dispuesto a ganar y les dije: Creeme, hermano, que el dinero es importante, pero no lo es todo en la vida, así que yo voy con toda la ilusión de jugar, divertirme y ayudarle a los jóvenes a que crezcan, porque es lo más importante que requiere Orocuina”.

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Hoy no podrá tener la velocidad que le hizo acreedor al apodo Hijo del Viento, pero seguramente conserva mucho de esa calidad con la que deslumbró a varios y que lo llevó a graduarse en el Mundial de 2014.

Liderado por un mundialista, Cedrito arrancará su andadura en el Ascenso el próximo miércoles (3:00 PM) en casa ante Génesis San Lorenzo. Orocuina sueña de la mano del Hijo del Viento...