Es poco probable que en la mesa de una familia promedio hondureña se sirva un plato de suculentos hongos blancos para cenar porque no son parte del menú catracho. Sin embargo, este comportamiento podría cambiar en el corto y mediano plazo gracias a los aportes científicos, técnicos y culinarios que genera el Laboratorio de Investigaciones en Micología Tropical, de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).
Con un aspecto muy similar al de una sombrilla, los hongos crecen de manera silvestre en casi todo el territorio nacional, pero son pocas las personas que los consumen por desconocimiento o temor a morir envenenados. De manera reciente se generó un debate internacional debido a las recomendaciones, de consumir insectos y arácnidos, formuladas por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Sin embargo, el biólogo Pedro Ariel Guardado, uno de los encargados del Laboratario de Investigaciones en Micología Tropical, de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) cree que una importante fuente de alimentación proteínica para los hondureños está en el consumo de los hongos. Siempre y cuando no se trate de los que puedan generar un peligro para el consumo humano.
Se pueden consumir con arroz, en salsa, cremas, con espinacas y queso entre otras combinaciones de alimentos.
El objetivo principal del laboratorio es desarrollar biotecnología de hongos que incluye la producción de comida a partir de deshechos de alimentos agroindustriales como el bagazo de la caña, la pulpa del café y la paja para alimentación animal.
En este laboratorio se cultiva el hongo conocido como Ganoderma lucidum que tiene propiedades medicinales para fortalecer el sistema inmunológico de pacientes con cáncer que reciben tratamiento de quimioterapia, es anticancerígeno y además es antitumoral.
El Ganoderma lucidum, también conocido como el hongo reishi, es un suplemento de hierbas que se sabe que es un estimulante del sistema inmunológico. Lo toman a menudo pacientes con VIH y enfermos de SIDA para mantener su sistema inmunológico lo más saludable posible y también lo pueden tomar pacientes con cáncer que reciben quimioterapia.
Además, cultivan el hongo Pycnoporus sanguineus, que fue encontrado en el campus de la UNAH, fue aislado en este laboratorio y ahora comenzó una masiva producción. Cuando es tomado tiene propiedades antibióticas para reducir las infecciones microbacterianas y se pueden preparar cremas para atender la foliculitis.
En este laboratorio también se trabaja con tecnología apropiada que puede desarrollarse a partir de un barril metálico, para obtener algo muy parecido a un asador de carne al que se coloca una parrilla en su interior y funciona con gas licuado de petróleo. Con el calor que genera se pasteuriza la paja y la pulpa del café en donde crecerá el hongo.
Caficultura
Además disponen de estudios bastante adelantados para comenzar a procesar un control biológico de plagas perjudiciales para el agro, como la broca, y el hongo contenido, como la roya del café.
Guardado expuso que tienen trabajos de investigación y la capacidad para masificar la producción de un hongo filamentoso denominado Verticilium, que además es un parásito -se alimenta- del hongo de la roya. “Este hongo no daña a la planta, ni modifica el sabor del grano del café, pero, analizamos la manera de cómo aplicarlo y qué porcentaje de eficiencia se tiene en el combate de la roya”, indicó.
Por otra parte, se cultiva también el hongo Beauveria, que es una especie de moho parásito y microscópico que ataca al escarabajo, conocido como broca del café.
“Lo difícil -continuó el investigador- es que los caficultores se interesen por estas opciones, porque para ellos es más fácil utilizar los fungicidas químicos que les dificulta obtener la certificación de producción orgánica y amigable con el ambiente”, dijo.
La plaga de la roya perjudica la calidad y la cantidad en los cafetales del país.
Microempresas
En este laboratorio, además, se diseña un proyecto para desarrollar una producción masiva de hongos comestibles en el país que permitan la incorporación de esta proteína a la dieta diaria en la zona rural. La Universidad, según el investigador, presentó una propuesta al Instituto de Conservación Forestal (ICF) para lanzar el proyecto piloto en la comunidad Los Jilgueros, La Paz, para producir y mercadear este nuevo producto a través de una microempresa. En este caso, se plantea producir el hongo ostra.
Ganador
Pedro Ariel, se inscribió el año anterior en el concurso Honduras Emprende, auspiciado por la Cámara de Comercio e Industrias de Tegucigalpa (CCIT), en donde junto a su socio presentó el proyecto de producir hongos con propósitos alimenticios. Fueron galardonados con un premio de 5,000 dólares al final del concurso.
Con estos recursos dinamizó la microempresa que fundó con su socio años atrás en un barrio de Comayagüela. Ambos biólogos se especializaron en producir el hongo denominado ostra que es adquirido, casi en su totalidad, por los restaurantes chinos y por compradores a través de las redes sociales.