Entretenimiento

El rostro del alzhéimwer

La demencia ha cumplido su cruel propósito.

FOTOGALERÍA
22.09.2012

En 1995 al pintor estadounidense William Utermohlen le fue diagnosticado alzhéimer y, poco a poco, a medida que la enfermedad progresaba, su memoria se fue perdiendo y las imágenes fueron su mejor testimonio. Intentó trabajar su propio rostro en el lienzo, y tras sucesivas pinturas el desgaste indetenible de sus facultades es evidente.

A medida que el olvido no solo le arrebataba sus experiencias, sino hasta la diminuta sapiencia de cómo abrir una puerta o abotonar una camisa, la imagen de su rostro se desvanece, como si se le hubiese olvidado también su propia cara. Su último retrato es del año 2000.

En él no hay ojos, no hay color y la boca se cierra en la mínima expresión de un trazo. La demencia ha cumplido su cruel propósito. Antes de su fallecimiento en 2007, una exposición de las pinturas de Utermohlen, incluyendo sus autorretratos, recorrió EE UU patrocinada por la Alzheimer Association.

Paradójicamente, nunca antes Utermohlen había sido objeto de atención mediática alguna.