Tegucigalpa, Honduras.- Tal como los músculos, que se atrofian con el desuso y falta de ejercicio, existe la teoría de que si dejamos de lado nuestras facultades mentales en pro de permitir que la inteligencia artificial (IA) maneje aspectos como redacción, cálculos matemáticos, investigación y memoria, nuestro poder de procesamiento mental también se debilitaría.
Y en este punto (de evolución y de la democratización de la IA) surge una interrogante urgente: ¿estamos perdiendo nuestro poder cerebral y delegando nuestros procesos cognitivos a la IA? Es innegable que esta herramienta pone al alcance de nuestras manos una eficiencia y rapidez nunca antes vista, pero su uso intensivo podría estar erosionando silenciosamente nuestra cognitividad.
La Dra. Susan Schneider, directora del Center for the Future Mind en la Universidad Florida Atlantic, advierte que "una vez que desistimos de nuestras labores cognitivas, perdemos las capacidades que nos definen como humanos".
A continuación, sírvase notar algunos de los argumentos en favor y en contra del uso excesivo y extensivo de la IA y los resultados de estudios sobre el tema. Esto le ayudará a encontrar el punto de vista y uso equilibrado.
Efectos positivos y negativos del uso constante de IA
Historia tras historia, trabajadores y estudiantes expresan incertidumbre. Un experimento con jóvenes universitarios en España, a quienes se les retiro el acceso a la IA, resultó en que al cabo de unas semanas hubo una notable recuperación en su conexión con el aprendizaje y se percataron en cuánto dependían de respuestas externas en lugar de pensar por sí mismos.
Mientras tanto, líderes del mundo de la supercomputación, como Mateo Valero del Centro Nacional de Supercomputación de Barcelona, advierten que la IA no ha elevado nuestro coeficiente intelectual, más bien lo ha reducido ligeramente, comparando su efecto con el uso indiscriminado de una energía poderosa sin control.
En el ámbito profesional y cotidiano, el cambio ya es palpable: en lugar de buscar en Google, muchos consultan directamente con IA conversacional, como ChatGPT. La información llega condensada, personalizada y casi instantánea. Casi todos sin excepción podemos identificarnos con esta nueva realidad.
¿Cuál es el resultado de esta revolución, liderada por empresas que apuestan al todo por el todo en la IA? Para nosotros que somos los usuarios finales, una reducción significativa en el tiempo de búsqueda y facilidad de acceso a información que antes tomaría mucho tiempo y esfuerzo para indagar y organizar, pero con el alto costo de eliminar el espacio para el cuestionamiento, la reflexión y la exploración profunda.
Computación Cuántica
La sombra del futuro cuántico intensifica la preocupación. Si la IA accede a capacidades de computación cuántica (mucho más veloces y poderosas que las actuales) podría alcanzar niveles de procesamiento superiores en tiempos increíblemente cortos.
El acelerón exponencial de generaciones de IA provocaría una singularidad que quizá la humanidad no esté preparada para gestionar, con riesgos de pérdida de control o alineación insuficiente con valores humanos.
Ética y moral
Desde el punto de vista ético, hay preocupaciones legítimas. La comunidad científica advierte sobre riesgos como sesgos automatizados, manipulación de cognición e incluso sufrimiento artificial si se crearan mentes conscientes en sistemas de IA sin regulación adecuada.
Otros académicos insisten en mantener supervisión humana, transparencia y control crítico permanente.
Equilibrio en el uso de IA
Para los profesionales en roles de toma de decisiones, redes sociales, medios de comunicación masivos, docentes y desarrolladores, es momento de actuar con ánimo, ecuanimidad y propósito.
Usar la IA como herramienta de apoyo es acertado, siempre que no reemplace nuestra facultad de análisis, juicio y creatividad ni hagamos que se desarrolle una enfermiza dependencia que permee en quienes están dentro del ámbito de influencia, como lectores, alumnos y usuarios finales.
Mantener la capacidad de enfrentar la incertidumbre, de sostener el esfuerzo mental y de diseñar ideas originales es esencial para conservar nuestra condición única como seres humanos.
¿Qué nos depara el futuro?
En los próximos años, enfrentaremos una bifurcación clara y trascendental: una era de inteligencia aumentada, donde la IA potencia nuestras capacidades sin sustituirlas; o una etapa en que deleguemos lo esencial y convertiremos nuestro pensamiento en opcional. Esa elección definirá si evolucionamos con la IA para bien o si la humanidad queda a la deriva, en piloto automático.
La IA como fuente de conocimiento (más refinada que Google y más ágil en personalización) es ya una realidad y no debemos satanizarla. Sin embargo, la facilidad y el soporte recibido en todo ámbito por la IA no debe corroer el esfuerzo que como humanos debemos aplicar para mantenernos saludables emocional y mentalmente.
Ergo, debemos seguir preguntando, profundizando y sosteniendo curiosidad; jamás apagar nuestro empuje que nos hace seres con criterio y visiones propias. Incluso cuando las respuestas están a un comando de distancia, la mente humana debe permanecer siempre activa y prístina.
Opinión de experto
De acuerdo con el psicólogo clínico Emerzon Castillo, desde una perspectiva psicológica, esta situación puede generar dificultades emocionales que afectan la autoestima y la autonomía para enfrentar conflictos.
“Esto compromete la motivación hacia el aprendizaje, el pensamiento crítico y la capacidad de resolver problemas de forma independiente. Además, el conformismo puede acentuarse y deteriorar el estado anímico, aumentando la ansiedad y los rasgos depresivos”, asegura.