Tegucigalpa, Honduras.- Cada año, miles de pacientes detectan señales alarmantes en sus mamas, como un bulto nuevo, un cambio de color o una deformación que no estaba semanas atrás.
Entonces aparece el miedo, un miedo que inmoviliza y se disfraza de prudencia, llevándolas a aplazar mamografías o consultas que podrían cambiar el rumbo de su vida o incluso influir en su supervivencia.
Esta ansiedad persistente, alimentada por pensamientos repetitivos y la dificultad para actuar sobre la propia salud, impacta la rutina diaria, las relaciones familiares y laborales, y la calidad de vida de las pacientes.
La psicooncóloga Ana Marcela Jiménez identifica tres temores predominantes que llevan a estas conductas en la detección del cáncer de mama: el primero es la confirmación de la enfermedad, que bloquea la acción ante la posibilidad de un resultado positivo.
El segundo es el miedo a lo irreversible, especialmente cuando los tratamientos quirúrgicos pueden alterar la imagen corporal o generar efectos secundarios emocionalmente complejos.
El tercero corresponde a las implicaciones prácticas y sociales, que incluyen la preocupación por la recuperación, el impacto familiar y laboral, así como la percepción que otros puedan tener sobre la situación.
Según la experta, “estos temores producen conductas evitativas, minimización de síntomas y búsqueda de información poco fiable”, lo que refuerza la ansiedad frente a la prevención.
Las diferencias entre quienes cumplen con revisiones periódicas y quienes las evitan son notorias. Las primeras experimentan mayor autonomía sobre su salud, aun cuando puedan sentir ansiedad ocasional.
Por el contrario, quienes evitan los controles viven con ansiedad sostenida y pensamientos rumiantes que giran en torno al miedo y la esperanza simultáneamente, afectando el sueño, las relaciones interpersonales y el desempeño laboral.
Estrategias para frenar la ansiedad
Frente a estos desafíos, existen estrategias que pueden reducir la ansiedad y favorecer la acción preventiva. La especialista recomienda dividir el proceso en pasos pequeños —como agendar la cita, definir el transporte o elegir quién acompañará a la paciente— porque cada acción concreta “ayuda a recuperar la sensación de control”.
También sugiere ejercicios breves de respiración, en especial la técnica diafragmática “4-4-6”, antes y después de la cita médica, para disminuir la tensión.
Otra herramienta clave que ofrece la entrevistada es la reestructuración cognitiva, que permite identificar pensamientos catastróficos y sustituirlos por alternativas más realistas con ayuda de un terapeuta, o bien, de la red de apoyo. Pactar acciones con familiares o acompañantes brinda contención emocional y evita el aislamiento.
Recuerde que la prevención activa sigue siendo esencial. Autoexaminarse, realizar mamografías y acudir a controles periódicos aumenta las probabilidades de detección temprana. Hoy, en pleno Mes Rosa y Día Mundial de la Salud Mental, resulta oportuno reflexionar sobre la estrecha relación entre emociones y decisiones de salud.
Reconocer la ansiedad, lejos de ser una debilidad, es el primer paso para cuidarse y enfrentar con valentía cualquier diagnóstico.
Puede contactar a la psicooncóloga Ana Jiménez a través de Instagram @ceppt o a través de WhatsApp al número (+504) 3293-6546