Tegucigalpa, Honduras.- Las pantallas se han convertido en las ventanas a través de las cuales los preadolescentes y adolescentes exploran el mundo. TikTok, Instagram, WhatsApp y Facebook no son solo aplicaciones, son espacios digitales donde las nuevas generaciones desarrollan su identidad, sus relaciones y su autoestima.
No obstante, ¿qué impacto tiene esta constante exposición en el bienestar emocional y psicológico de sus hijos y qué puede hacer usted para ayudarles?
Un montaña rusa emocional
Las redes sociales pueden ser un arma de doble filo. Por un lado, conectan a los jóvenes con sus amigos, fomentan la autoexpresión y brindan acceso a información ilimitada. Pero por otro, pueden generar expectativas poco realistas, amplificar inseguridades y aumentar la ansiedad.
Emerzon Castillo, psicólogo clínico, advierte que “el uso excesivo de pantallas está relacionado con mayores tasas de depresión y soledad en adolescentes, especialmente en mujeres”. Esto se debe, en gran medida, a la comparación constante y a la presión por proyectar una imagen perfecta en línea.

El poder de TikTok e Instagram
En particular, estas dos plataformas son especialmente influyentes porque su contenido altamente visual moldea la percepción que los jóvenes tienen de sí mismos. Día tras día, nuestros hijos están expuestos a cuerpos idealizados, estilos de vida lujosos y tendencias virales que imponen estándares inalcanzables.
Dice el psicólogo Emerzon Castillo que el sistema de recompensa del cerebro es sumamente sensible durante la adolescencia, lo que hace que los “me gusta”, los comentarios y “los compartidos” tengan un peso emocional similar al de la validación en la vida real.
Cuando la autoestima se vincula a la aprobación en línea, pueden generarse ciclos de duda y dependencia, inclusive adicción al subidón de dopamina que viene con comentarios o los "me gusta" o, en su ausencia, un espiral negativo y depresivo peligroso.
La influencia de WhatsApp y Facebook
WhatsApp y Facebook son también, por supuesto, parte integral del peligro al que muchos padres permiten que sus hijos se expongan. Estas dos redes funcionan como plazas digitales donde los adolescentes mantienen sus amistades y forman opiniones. Sin embargo, la conexión constante puede llevar a una sobreexposición a contenido dañino, al acoso cibernético y, en muchos casos, a una fatiga emocional severa.

La presión de responder de inmediato a los mensajes puede generar estrés y dificultar el establecimiento de límites personales.
Además, el miedo a quedarse fuera de conversaciones importantes (conocido como FOMO, por sus siglas en inglés) refuerza una dependencia poco saludable de estos dispositivos que solo trae consecuencias destructivas a la larga.
El impacto en el desarrollo cerebral
Los neurólogos han descubierto que el cerebro adolescente aún está en proceso de desarrollar el control de los impulsos y la regulación emocional. Lamentablemente, el uso excesivo de pantallas puede interferir con este proceso al sobreestimular los centros de recompensa del cerebro.
Vínculos familiares
Esto hace que los jóvenes sean más vulnerables a comportamientos adictivos, lo que dificulta que se desconecten de sus dispositivos incluso cuando esto incide negativamente en su bienestar.
La amenaza silenciosa de la pornografía en línea
El fácil acceso a la pornografía es uno de los mayores riesgos en la era digital. Si un pre adolescente o adolescente se expone a imágenes y videos pornográficos puede distorsionar la percepción que tienen sobre las relaciones, la intimidad, el sexo y la imagen corporal.
Diversos estudios han demostrado que el consumo frecuente de este contenido puede generar expectativas irreales sobre el amor, el consentimiento y la conexión emocional. De hecho, sin una guía adecuada, los jóvenes pueden desarrollar ideas erróneas sobre las relaciones, afectando gravemente sus interacciones futuras.
Las redes sociales no son ni enemigas ni aliadas incondicionales; su impacto depende de cómo se utilicen. Con orientación adecuada y perspicacia por parte de usted como padre, el uso de aplicaciones de monitoreo y reducción de tiempo en línea y una disciplina amorosa inteligente, sus hijos pueden aprender a usarlas de manera consciente, sin que estas definan su valor personal.

Es un desafío que requiere el esfuerzo de familias, educadores y la sociedad en general. Recuerde que construir una relación equilibrada con la tecnología no significa rechazarla, sino aprender a dominarla.
No descuide a sus hijos. Al final, el objetivo no es temerle al mundo digital, sino empoderar a las nuevas generaciones para que lo naveguen con seguridad, criterio y bienestar.