Tegucigalpa, Honduras.- Aunque el descenso de las temperaturas representa un alivio para muchos, los cambios bruscos de clima también traen consigo riesgos para la salud, especialmente en lo que respeta a enfermedades respiratorias y otras afecciones comunes durante esta temporada.
Así como la época de verano marca un escenario propenso para el repunte de casos de deshidratación, golpes de calor, erupciones cutáneas, problemas gastrointestinales e infecciones urinarias, los días de lluvias intensas y consistentes representan un cúmulo de amenazas a la salud.
Entre estos destacan resfriados comunes y gripe debido a que la exposición a corrientes de aire frío y ambientes húmedos puede debilitar el sistema inmunológico de las personas.
Por su parte, la bronquitis y la neumonía se dan especialmente en personas mayores o con enfermedades respiratorias crónicas.
Mientras que el asma y las alergias respiratorias suelen ser producto de la humedad y la aparición de moho o ácaros que pueden detonar crisis en pacientes con estas condiciones preexistentes.
Las lluvias también pueden afectar la calidad del agua y los alimentos si no se manejan adecuadamente, lo que incidiría en la preponderancia de las infecciones virales y gastrointestinales.
Por supuesto, hay grupos que deben extremar precauciones, comenzando por los niños pequeños cuyo sistema inmunológico está en desarrollo, caso contrario a los adultos mayores, quienes son más propensos a complicaciones respiratorias por el debilitamiento de su organismo.
A esta clasificación se suman las personas con enfermedades crónicas como el asma, la diabetes y la hipertensión, así como las mujeres embarazadas.
Claves que debería implementar
Ya sea o no una persona propensa a enfermarse durante esta temporada, hay consejos que favorecen su salud ante los cambios de clima abruptos.
Evite cambios bruscos. Si ha estado en un ambiente cálido, no se exponga de inmediato a la lluvia o al aire acondicionado fuerte.
Utilice ropa acorde. Mantenga a la mano paraguas, abrigos impermeables y ropa seca para cambiarse si se moja.

Cuide la humedad. Ventilar adecuadamente el hogar limita el exceso de humedad, que puede provocar la aparición de moho.
Priorice su higiene. Lave sus manos con frecuencia y evite tocarse el rostro si ha estado expuesto al agua de lluvia o al lodo.
Refuerce su alimentación. Consumir frutas ricas en vitamina C, mantenerse bien hidratado y evitar alimentos en mal estado son claves.
Vigile los ambientes. Evitar estancamientos de agua no solo previene enfermedades, sino también la proliferación de mosquitos transmisores del dengue.
Vea pronósticos. Manténgase informado sobre las condiciones del clima, siga medidas básicas de protección y acuda al centro de salud más cercano ante cualquier síntoma persistente.