Tegucigalpa, Honduras.- La piedra fue corrida y la tumba ya estaba vacía: Jesucristo resucitó al tercer día. Aunque la Biblia no lo habla directamente, estudiosos de la Biblia dicen que él se levantó un Domingo Santo, también conocido como Domingo de Resurrección, marcando el final de la Semana Santa y el comienzo de un nuevo tiempo religioso: la Pascua. Pero, ¿cuál es su origen?
Esta fecha, una de las más significativas del calendario cristiano, conmemora la victoria de Jesucristo sobre la muerte, tras haber sido crucificado y sepultado el Viernes Santo.
El origen de esta celebración se remonta a los primeros siglos del cristianismo, cuando los seguidores de Jesús comenzaron a reunirse en secreto para recordar su resurrección.
Con el tiempo, esta fecha fue adquiriendo un lugar central en la liturgia cristiana, convirtiéndose en el punto culminante del calendario religioso.
Según los evangelios, Jesús resucitó al tercer día de su muerte. Las mujeres que fueron a visitar su tumba la encontraron vacía, y un ángel les anunció que había resucitado.
En el libro de 1 Corintios versículo 15:3-4 dice: "Primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras".
Esta noticia cambió la historia para los cristianos, al reafirmar su fe en la vida eterna y en la promesa de salvación.
Pero, ¿qué es el día de Pascua?
La Pascua, que comienza con el Domingo Santo, se extiende durante 50 días hasta Pentecostés.
Este es un tiempo en el que los fieles reflexionan sobre el mensaje de renovación y fe. Cabe mencionar que en muchas iglesias, también es la época elegida para realizar bautismos, confirmaciones y primeras comuniones.
¿Qué significa culturalmente? La Pascua se ha entrelazado con tradiciones populares como los huevos de Pascua y el conejo, especialmente en países anglosajones. Estos elementos, aunque no religiosos, simbolizan la fertilidad y el renacimiento.
En Honduras, comunidades enteras se congregan desde la madrugada para asistir a la Misa de Resurrección.
En ciudades como Tegucigalpa o Comayagua, por ejemplo, el fervor es palpable y se convierte en un evento familiar, lleno de espiritualidad y reflexión.