Los daños que han causado las lluvias en las últimas dos semanas en la capital son apenas un reflejo del preocupante índice de vulnerabilidad del país entero.
La debilidad del suelo capitalino frente a las inundaciones y deslizamientos que deja al descubierto la declaración de estado de emergencia en 32 barrios y colonias no solo es visible, también es lamentable.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) advierte que la vulnerabilidad a los desastres está aumentando a un ritmo mucho mayor que la capacidad de superarlos. Y en un futuro cercano será altamente más visible.
Avances en prevención
A pesar del panorama desalentador que se pinta, el organismo reconoce que Honduras, especialmente su capital, ha tenido un gran avance en materia de prevención de desastres.
Los capitalinos tienen una concepción más amplia de lo que es prevención de riesgo, incluso son capaces de tener una efectiva respuesta y ponerse a salvo en una emergencia.
Aunque se está consciente de que toda la ciudad está expuesta a un desastre, las personas han ido aprendiendo a convivir con el riesgo.
“La atención al riesgo no solo significa atender inundaciones o emergencias sino que prevenirlas y mitigar sus impactos y la población tiene más conciencia de ello”, destacó Richard Terrazas, representante de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (Ocha) de la ONU.
En el marco del Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres, que se conmemora hoy 13 de octubre, este organismo destaca como buena noticia el hecho de que algunos países han encontrado la forma de reducir los riesgos de las inundaciones y los ciclones.
Las inversiones en medidas de alerta temprana y otras medidas han comenzado a dar dividendos, asegura.
Terrazas precisó que el mayor avance ha sido la Ley del Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager) que coordina la Comisión Permante de Contingencias (Copeco).
La ley implica la prevención, mitigación de riesgos y atención de las emergencias.
Asimismo, la cultura de prevención que ha nacido en las escuelas de la ciudad es, a criterio de Alexis Irías, experto en ambiente y gestión de riesgo del PNUD, la clave de la prevención, pues la participación de los niños y jóvenes es vital en este proceso generacional.
Detalló que la guía metodológica es en muchas escuelas la herramienta oficial en la currícula escolar.
“El tema de prevención se ha agregado a los contenidos de Ciencias Naturales y Estudios Sociales, orientando sus contenidos a la gestión de riesgos y su prevención”, informó.
Y es justamente el involucramiento de los niños en la prevención de desastres el tema de campaña que este año las Naciones Unidas, a través de la Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres (UNISDR), ha establecido.
En la capital, 120 pequeños de barrios y colonias en riesgo se han convertido en el efecto multiplicador para llevar el mensaje de prevención a sus hogares y comunidades.
La organización Goal, el Comité de Emergencia Municipal (Codem) y el Cuerpo de Bomberos les han enseñado a los niños los elementos básicos de rescate, primeros auxilios, seguridad y liderazgo.
Los personeros de la ONU indicaron además que las autoridades locales han hecho esfuerzos para reducir los riesgos de desastres.
Para el caso, Copeco está en un proceso de fortalecimiento con un aumento de 20 a 30 millones de lempiras de presupuesto anual, contando con un fondo para emergencias de cinco millones de lempiras.
“Que nos falta mucho por hacer sí es cierto, pero es un proceso generacional, no es que en tres o cuatro años que vamos a lograr el cambio”, explicó Irías.
Ambos expertos del PNUD coincidieron en que desde el Mitch, en 1998, Honduras y la capital muestran un gran avance en el tema. La gente habla con más propiedad de gestión de riesgos. Ya no dicen “¡ahh!, un huracán es cosa de Dios”, sino que hay conciencia de que lo desastres no son culpa de la naturaleza.
En ese sentido, el vicealcalde capitalino Juan Diego Zelaya refirió que la gente está más consciente de que vive en una ciudad vulnerable y ya no hay necesidad de evacuarla a la fuerza con la Policía.
“Los 550 millones de lempiras que la Alcaldía Municipal ha destinado para atender la vulnerabilidad de la ciudad son una muestra de nuestro gran avance”, comentó.
Recomendaciones
Si bien es cierto, Naciones Unidas reconoce los avances en el tema, también hace planteamientos claros a las autoridades para seguir la línea de la prevención.
El hecho de que Honduras sea uno de las tres países más altamente vulnerable, que de 1993 a 2009 perdió 4,274 millones de dólares por las diferentes situaciones de emergencia que enfrentó, amerita un compromiso mayor.
Si se le restan las pérdidas por el huracán Mitch en 1998, esta nación anualmente pierde 30.5 millones de dólares, equivalentes a 579 millones de lempiras, reveló el PNUD.
De esta millonaria cifra para atención de emergencias, un 38 por ciento aproximadamente se invierte en la ciudad.
Irías pormenorizó que la planificación e incorporación de la prevención en el plan de visión de país demandan una inversión de fondos propios, pues ya basta de depender de la ayuda internacional.
“Hay que comprender que si el gobierno invierte un dólar en prevención se ahorra siete dólares en atención de emergencias”, comparó.
Los instrumentos, procesos y normativas ya están dadas, ahora solo falta aplicarlas, recomendaron.
Asimismo, se tiene que cambiar la idea de planificación en función a cuatro años de gobierno. Urge un plan a largo plazo que incluya ordenamiento territorial, prevención y mitigación de riesgos, entre otros aspectos.
El gran reto es la inversión. Lo idóneo es que se invierta el 10 por ciento del Presupuesto General de Ingresos y Egresos de la República en el tema de vulnerabilidad.