Tegucigalpa, Honduras.- Las historias de superación no se escriben solas. Se trazan con lápices prestados, en hojas recicladas, bajo el techo caluroso de una escuela humilde, pero llena de vida. Por eso, cuando se entrega un cuaderno, no es solo papel. Es esperanza. Es oportunidad. Es el primer paso de muchos.
Con esa convicción, EL HERALDO, a través de su campaña insignia Maratón del Saber, llegó hasta la escuela Ramón Rosa de la aldea El Jiote, en el sector de Buena Vista, de Marcovia, Choluteca.
El trayecto para llegar allí no es sencillo, pero al final, vale la pena, ya que decenas de niños de primero a sexto grado estaban esperando, con una mezcla de timidez y emoción la llegada de los útiles escolares.
Cuando vieron los libros, los cuadernos, los lápices y los borradores, sus rostros se iluminaron. Para ellos cada material educativo cuenta, pues s no es un lujo, es una necesidad urgente que no siempre puede cubrirse.
Este es el segundo año consecutivo que la Maratón del Saber llega a este centro educativo para regalarles una sonrisa a estos niños, pero también para aportar en su desarrollo educativo.
“Para los alumnos de este centro educativo, estas donaciones son un gran alivio”, dijo Martha Guillén, una de las maestras que ha dedicado su vida a enseñar en esta comunidad olvidada por muchos.
"La mayoría de los niños aquí provienen de familias con muy bajos recursos. No pueden comprar cuadernos, mochilas, ni siquiera lápices. Eso hace que algunos dejen de venir a clases. Pero cuando saben que van a recibir estos materiales, vienen felices, puntuales, motivados", explicó.
Guillén compartió sus palabras con una mezcla de orgullo y preocupación, porque conoce cada historia.
Sabe quién camina dos kilómetros para llegar a la escuela. Quien tiene que compartir un solo cuaderno con su hermano. Quien apenas aprendió a leer porque no tiene libros en casa.
Y también sabe que, aunque estos gestos no solucionan todo, son un comienzo. Es un mensaje claro: "No están solos".
"Como centro educativo agradecemos profundamente esta ayuda. Y también pedimos que no se detenga aquí. Necesitamos más apoyo, no solo en útiles, sino también en mejorar las condiciones de la escuela, en ofrecer alimentos, en salud. Esta es una comunidad muy alejada y necesita de todos", agregó.

Aunque la Maratón del Sabre está principalmente focalizada en el Distrito Central, EL HERALDO demostró que la solidaridad no tiene fronteras. Si una comunidad necesita ayuda, allí se estará.
Aunque haya que cruzar zonas montañosas, caminos polvorientos o terrenos áridos, el compromiso es llegar donde otros no llegan.
Desde su nacimiento hace más de veinte años, la Maratón del Saber viene sembrando más que útiles escolares. Siembra esperanza. Y este 2025, en su vigésima segunda edición, renueva su compromiso de llevar educación a quienes más la necesitan.
Porque en Honduras, donde tantas familias viven al día, la educación sigue siendo una de las mayores apuestas para cambiar realidades.
Sin embargo, miles de niños aún enfrentan barreras como la falta de recursos, el abandono, la distancia, el hambre.
Por eso, una mochila llena de útiles no es solo un regalo, es una herramienta para seguir adelante, un empujón cuando las fuerzas flaquean. Un símbolo de que hay alguien que cree en ellos.
Hasta la fecha, más de 52 mil estudiantes han sido beneficiados por esta iniciativa solidaria. Este año, la meta es llegar a miles de niños más en escuelas rurales, colonias humildes y comunidades donde el olvido ya echó raíces.