Tegucigalpa, Honduras.- Detrás de cada entrega a domicilio hay una historia de esfuerzo que suele pasar desapercibida. Entre el tráfico, el sol y la lluvia, hombres y mujeres reparten pedidos en motocicleta con el compromiso de cumplir a tiempo.
Una de esas historias es la de Keren Rebeca Salgado Canales, de 23 años, quien combina su trabajo como repartidora de Speedy con la carrera universitaria de Administración de Empresas.
Su figura se distingue entre las calles congestionadas de la ciudad, donde la prisa de los autos no logra opacar su determinación.
Con casco bien ajustado y mochila en la espalda, recuerda que desde el inicio entendió la magnitud del reto. “Arriesgamos nuestra vida y no es algo que la gente note a primera vista”, comenta con seriedad.
Superando barreras
Keren se abrió camino en un entorno laboral dominado por hombres. “No es muy cómodo ser la única mujer entre varones, pero uno debe mantener el respeto y los límites”, afirma.
La joven colaboradora de Speedy reconoce que al principio se perdía en la ciudad. “Me costaba porque hay colonias con nombres muy parecidos. Tenía que preguntar mucho y apoyarme en Google Maps”, recuerda.
Poco a poco, Keren fue ganando agilidad en la moto y aprendiendo a esquivar los imprevistos del tráfico. “Es una experiencia que se adquiere día a día. Uno aprende a esquivar coches y otras motocicletas con el tiempo”, comenta.
Keren considera que “hay mujeres que hacen hasta el doble de lo que un hombre puede hacer. El límite está en la mente, no en el cuerpo”.
Los clientes también se sorprenden al verla. “Más de una vez me han dicho: ‘¡Uy, una mujer me viene a entregar!’. Al principio se sorprenden, pero después lo admiran”, dice orgullosa.
Recuerda que uno de los momentos que más la marcó ocurrió cuando una niña le dijo: “Te admiro mucho por andar en moto, no es fácil ver mujeres así”.
La joven delivery también narra los obstáculos y cuidados que se deben tener al circular por la calle. “Hay personas que no les importa si es mujer u hombre el que anda en moto. Siempre ando con cuidado y me encomiendo a Dios antes de salir”, afirma.
Además de trabajar, Keren estudia por las mañanas y agradece la flexibilidad laboral. “Gracias a Dios, Speedy ofrece horarios que me permiten seguir estudiando”, explica.
Con un año de experiencia como repartidora, asegura que el trabajo le ha enseñado a tratar con las personas y a valorar la perseverancia.
Además, dejó un mensaje para quienes sueñan con independencia y crecimiento, “cada uno tiene valor y el poder de cambiar su vida y la de su familia. Hay que ser persistente y aprovechar cada oportunidad para aprender y crecer”.
Inspirada por sus propias vivencias, invita a otros jóvenes a no rendirse: “Por muy desanimados que estemos, si no tenemos iniciativa para hacer realidad nuestros sueños, nunca vamos a salir del hoyo”.