Sucesos

EE UU seguirá lucha antidrogas en Honduras pese a incidente en Ahuás

Incidente en el que murieron varias personas cerca de Ahuás no detendrá operativos. La Agencia para el Desarrollo Internacional de EUA ha ayudado a abrir más de 70 centros de acercamiento para jóvenes desde 2009, ofreciendo capacitación laboral.

11.06.2012

Después de que varios pobladores fueran muertos en un río hondureño el mes pasado durante una redada en contra de narcotraficantes por parte de agentes hondureños y estadounidenses, una fuerte reacción local provocó inquietudes de que los crecientes esfuerzos de combate a los narcóticos en Centroamérica pudieran estar yendo demasiado lejos.

Sin embargo, oficiales estadounidenses a cargo de esa política lo vieron de otra manera.

Hasta 2011, oficiales antinarcóticos observaron casi con impotencia sus pantallas de radar mientras más de 100 pequeños aviones volaron de Sudamérica hasta aisladas pistas de aterrizaje en Honduras.

Pero el mes pasado -después de establecer una nueva estrategia que hace mayor énfasis en la cooperación a través de diversos departamentos y dependencias de Estados Unidos, dos vuelos de narcotraficantes fueron interceptados en una sola semana, suceso que explica por qué oficiales estadounidenses dicen que están determinados a seguir adelante con este enfoque.

“En los primeros cuatro meses del año, diría que lo hemos armado a lo largo de las comunidades militar, del orden público y de desarrollo”, dijo William R. Brownfield, uno de los subsecretarios de estado internacional para narcóticos y asuntos de aplicación de leyes. Supongo que los narcotraficantes están haciendo una pausa. Por vez primera en una década, los embarques por aire están siendo interceptados inmediatamente después de su aterrizaje”.
Expansión

Al tiempo que la atención de Washington pasa de Irak a Afganistán -y con dólares del presupuesto fluyendo de manera similar en nuevas direcciones, Estados Unidos está expandiendo y unificando sus esfuerzos antidrogas en Centroamérica, donde la violencia se ha disparado conforme esfuerzos de aplicación de leyes en el Caribe, Colombia y México han orillado el tráfico de cocaína a países más pequeños con fuerzas de seguridad más débiles.

Como parte de esos esfuerzos, EUA está presionando a gobiernos a lo largo de Centroamérica para que trabajen juntos en contra de su amenaza compartida -compartiendo datos de inteligencia e, incluso, permitiendo que las fuerzas de seguridad de una nación operen en el suelo soberano de otra-, enfoque que estuvo de manifiesto en la redada en discusión. Sin embargo, los análisis de Centroamérica incluyen incertidumbre y escepticismo.

Dirigentes del gobierno en Honduras -quienes llegaron al poder en una polémica elección unos cuantos meses después de un golpe de Estado de 2009 -han apoyado con firmeza la ayuda de Estados Unidos, pero los escépticos arguyen que el entusiasmo en parte se debe a que la sociedad apuntala su frágil asidero en el poder.

En términos más amplios, hay inconformidad en América Latina hacia esfuerzos estadounidenses que algunos líderes y expertos independientes ven como demasiado centrados en dramáticos decomisos de cargamentos con rumbo a Norteamérica en vez de asesinatos relacionados con drogas, corrupción y caos.

“La violencia ha crecido mucho; esa es la gran queja de Centroamérica”, dijo el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, en una entrevista.

Agregó que los carteles de drogas están mejor organizados de lo que estaban hace 20 años y que “si no hay una sola innovación, si no vemos algo en verdad diferente a lo que hemos estado haciendo, entonces esta guerra está en camino a la derrota”.

Pérez Molina, exgeneral, ha sido criticado por oficiales estadounidenses después de haber propuesto una forma de legalización de drogas, pero él argumenta que su objetivo es crear una discusión de nuevas ideas, como compensar a países centroamericanos por las drogas que confisquen, o crear una corte regional para delincuencia organizada.

En el área de Honduras, conocida como Costa Mosquito, donde ocurrieron las dos operaciones recientes, los residentes tienen demandas más simples. “Si van a venir a Costa Mosquito, vengan a invertir”, dijo Terry Martínez, el director de programas de desarrollo del área de Gracias a Dios.

“Ayúdenos a llevar nuestros legítimos productos al mercado. Eso ayudará a traer seguridad al área”.

Oficiales estadounidenses dicen saber que la sola intercepción no basta. Se ha cuadruplicado el número de oficiales estadounidenses asignados a programas que están diseñados para fortalecer a los débiles sistemas de justicia penal de Centroamérica, hasta aproximadamente 80 en los últimos cinco años.

Además, la Agencia para Desarrollo Internacional de EUA ha ayudado a abrir más de 70 centros de acercamiento para jóvenes desde 2009, ofreciendo capacitación laboral y lugares a los cuales ir después de la escuela, informan oficiales.

“Si tu política de drogas es exclusivamente una política negativa de ‘mano dura’, no tendrá éxito”, dijo Brownfield, exembajador ante Colombia.

“Tiene que haber un lado positivo: suministrar formas alternativas de ganarse la vida, clínicas, caminos. El tipo de elementos que efectivamente les dan a comunidades pobres una participación en su futuro para que no tengan que participar en el narcotráfico”.
Redada en Ahuás

Agencias estadounidenses también están combinando sus esfuerzos en nuevas formas. Los oficiales dicen que la redada del 11 de mayo cerca del poblado de Ahuás - y otra previamente en mayo en Honduras, durante la cual también hubo una lucha armada, pero se cree que nadie fue muerto- ilustró ese esfuerzo conjunto.


La redada del 11 de mayo empezó con los servicios de inteligencia de Colombia transmitiendo una información sobre el avión a una fuerza de tarea conjunta de inteligencia bajo el Comando Sur del ejército estadounidense, que tiene sus cuarteles generales en Miami.

Después, una aeronave de la Armada de EUA detectó al avión mientras aterrizaba, conduciendo a una redada que fue llevada a cabo por cuatro helicópteros del Departamento de Estado.


Salieron de una de tres nuevas bases de operación construidas este año por la Fuerza de Tarea Conjunta Bravo en Honduras.

Pilotos guatemaltecos volaron la aeronave -después de superar cierta resistencia de oficiales hondureños- porque Honduras carece de pilotos calificados.


Los helicópteros transportaron una fuerza de ataque de oficiales de la policía hondureña que habían sido autorizados y entrenados especialmente por agentes de la Administración Antidrogas de Estados Unidos (DEA), varios de los cuales forman parte de un escuadrón al estilo comando que estuvo a bordo en un papel de asesoría.

Los helicópteros atacaron aproximadamente a las 2 de la madrugada, después de que aproximadamente 30 hombres habían descargado 17 pacas de cocaína del avión para meterlas a una camioneta de carga, la cual había transportado la misma hasta una embarcación en el cercano río Patuca.

Hombres trabajando en la embarcación se dispersaron cuando los helicópteros descendieron en picada, al tiempo que una fuerza terrestre intervino para asegurar el cargamento.

Lo que ocurrió después de eso sigue bajo investigación en Honduras. Los oficiales dicen que se acercó una segunda embarcación y abrió fuego sobre los agentes en tierra. Ellos y un artillero de puerta a bordo del helicóptero devolvieron el fuego en un rápido estallido.

Pero, en vez de acertar a los narcotraficantes, arguyen pobladores, las fuerzas del gobierno más bien atinaron a otra lancha que estaba regresando de un largo viaje río arriba, matando a cuatro personas que no iban armadas, incluidas dos mujeres embarazadas.

Si bien las reglas de combate de la DEA permitían a los agentes devolver el ataque para protegerse a sí mismos y sus homólogos, tanto oficiales gubernamentales de EUA, como de Honduras, insisten en que ningún estadounidense abrió fuego.

No obstante, persisten interrogantes más amplios. Incluso si se cierra la ruta aérea a Honduras, mientras Estados Unidos -y con frecuencia cada vez mayor, África y Europa- siga siendo un lucrativo mercado para la cocaína, los traficantes seguirán buscando una manera de mover su producto.

Oficiales estadounidenses dicen que ya están apuntalando esfuerzos en el Caribe, anticipando otro cambio de dirección para las drogas.