CORTÉS, HONDURAS.- Si los índices de violencia y criminalidad han bajado en el país, tal y como lo expresan los entes de seguridad del Estado, ¿qué está pasando en Choloma en particular y en el departamento de Cortés en general?
Las calles de esta próspera ciudad, un núcleo de desarrollo de la economía hondureña, se han convertido en una zona indiscriminada de guerra en el norte del país. La muestra: en menos de cinco horas dos masacres fueron perpetradas en dos colonias de Choloma la noche del domingo.
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En los dos hechos de extrema violencia perdieron la vida seis personas: cuatro hombres y dos mujeres. Además, resultaron heridos de gravedad dos menores de edad.
Acribillaron a familia completa
A eso de las 7:05 de la noche, pobladores del barrio San Antonio reaccionaron con asombro al escuchar las repetidas ráfagas de disparos que provenían del interior de una vivienda.
Segundos después de la ensordecedora balacera, un extraño silencio causó aún más incertidumbre entre los vecinos más cercanos de aquella casa.
Cuando pudieron ver lo que había pasado descubrieron la sangrienta escena. De inmediato llamaron a la Policía Nacional. Estos constataron que en el lugar había dos personas muertas: una mujer y su hija, mientras que aún con vida, tirados dentro de la casa, estaban el padre de familia y otros dos de sus hijos, una jovencita y un joven, menores de 20 años.
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Los fallecidos fueron identificados como Allan Martínez, su esposa sólo identificada como Pastora y la hija de ambos, Danely Martínez. Entre tanto, los heridos son Cinthya Martínez y su hermano menor, de quien no se supo su identidad.
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Estos dos al igual que su padre fueron trasladados al Hospital Mario Catarino Rivas. Don Allan expiró en el trayecto al sanatorio, mientras que los dos jovencitos se debaten entre la vida y la muerte.
Tres menores de edad
Cuando terminaban de levantar todas las pesquisas del caso anterior, a eso de las 11:55 de la noche, los cuerpos de tres jovencitos fueron encontrados en una de las calles de la colonia Trincheras.
La escena era dantesca, pues uno de los fallecidos fue decapitado y su cabeza dejada a unos cuarenta metros de donde quedó el tronco.
Otro de los jóvenes presentaba evidentes señales de una espantosa tortura a tal grado de que le sacaron los ojos, presumiblemente estando con vida.
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Los tres quedaron uno muy cerca del otro y presentaban múltiples impactos de bala en sus cabezas.
Estos fueron identificados como Cristhian Joel Maldonado (15), Samuel José Pineda Cerrato (16) y Edwin Alberto Hernández (17). Ninguno de los tres menores vivía en el sector donde fueron ejecutados. Sus cuerpos fueron llevados a la morgue sampedrana donde el lunes sus parientes hacían los trámites para retirarlos.
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