Siempre

La columna de Octavio Carvajal: ¡Perversos!

Los empresarios son culpables del incesante barullo. En público gritan mil cosas y a escondidas bendicen a útiles a sus intereses

01.06.2019

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Contra cualquier profecía, en Honduras muchos (as) seguirán felices y muertos de la risa trastocando leyes para mermar penas a sus magnos hurtos y otras maldades contra el Estado. Actores de todos los colores que “juraron” honrar la patria y ayudar a los pobres, montan tristes teatros mientras el país se hace añicos entre el tumulto, el odio y el desaliento.

Hace diez años nada es igual tras la abrupta caída de Manuel Zelaya Rosales. Su temporal sucesor Roberto Micheletti permitió, de diversas formas, que Porfirio Lobo Sosa tomara el sitial y este lo cediera sonriente a Juan Orlando Hernández Alvarado, que tambalea por un huracán de demandas sociales y corrupción.

Caros

Sin ser pesimistas, vamos al abismo. Ponemos ojos en naderías. “Asusta” quemar un pinche libro llamado Constitución de la República y, a tapadas, los dignos apuran cambios y cargos políticos para saciarse en butacas, o inciviles, altivos e infértiles en una legación izando el codo con la mujer, la querida o el novio. Cada quien con su raro y alto gusto.

Cayó “Mel” y la nación se dislocó. De un bando y de otro saltan delirantes “arreglando” la ruina parida en domos industriales y públicos que ponen y quitan picos fétidos para ensalzar sus bajezas. Su virtud, apoyar y mimar micrófonos que besaron la cuarta urna, luego a Lobo Sosa y remataron con la reñida reelección. Galardón para “influyentes, veraces”.

Zelaya Rosales, Lobo Sosa y JOH, así como sus anteriores, no llegaron al trono por mera casualidad. En Honduras, la corona se transa a otros niveles y costos. Quien sea, “gana” con fraude, por eso defraudan al pueblo. Montados en el caballo, arden las vísceras de medio mundo. La crisis que juraron arreglar les resulta un mal incurable, culpa de otros.

Octavio Carvajal:

No necesitamos un Presidente atolondrado. Apremia que nadie repare cómo la economía se hace pedazos. El pequeño y mediano empresario está con la soga al cuello, endeudado, afligido y con el país en llamas.

Inicuos

Luego, al ver a diputados de filas mayoritarias sacarse la madre y meterse puñetazos, brincan de a metro ciertos grupos financieros y serviles reporteros diciendo que esos circos son una vergüenza para el país sin aceptar que tras bastidores invierten millones en congresistas y gobernantes de todos los credos. ¡Perversos!

Creyéndonos montunos, otros saltan en manada atorándose baleadas con aguacate en los mercados y nomás atrapan el mando se quitan el traje y, a lo capo, planean en El Aguacate a valuar la droga. A estas alturas, nadie se traga sus cuentos. Todos buscan el sillón con fines aviesos. Asaltar el erario es su fin, incluidos unos empresarios escudados en bocas de albañal.

Valgan su carpa, viajen por todo el país y pregunten a mercaderes de todos los rubros cómo andan sus ventas y verán que no cuadran sus cuentas. Todo está por el suelo. La vida no vale nada en caros cuchitriles, en buses ni taxis donde el cruel pandillero mata por robarles unos cuantos centavos.

Perdemos el país mientras el pueblo, tal vez por inopia, cae en las calles vitoreando “líderes” que no son más que bandidos tirados de salvadores de la crisis y son lobos con piel de oveja. “El oportunista que no sirve para nada, siempre hechiza a la chusma”: Eurípides.