Tegucigalpa, Honduras.- El correo aéreo es el ancla histórica de la estampilla más famosa de Honduras: "Honduras negra".
Solo se conoce de la existencia de una pieza, pero ¿por qué es tan relevante? Aquí su historia.
El origen
El 18 de abril de 1925 se inauguró el Correo Aéreo de Honduras, un proyecto que estaba en pláticas desde 1923. Thomas C. Pounds fue quien recibió el permiso del Estado para transportar esta correspondencia entre Tegucigalpa y Puerto Cortés.
Pero resulta que no se imprimieron sellos postales específicos para este correo, sino que se utilizaron unos que habían sido emitidos en 1914 y tenían un valor de 10 centavos.
Estos sellos en cuestión estaban ilustrados con una imagen del puente ferroviario de Pimienta, Cortés (que en 2020 desapareció tras la crecida del río Ulúa a causa del huracán Eta), y para ser utilizados en el Correo Aéreo se sobre-imprimieron en color negro con el texto "AERO CORREO 25".
Estas estampillas habían sido impresas en Tegucigalpa por la Tipografía Nacional, y la sobre-impresión para ser utilizadas en 1925 fue realizada por Karl Snow, también en Tegucigalpa, él "tenía una imprenta manual. Entonces con ella contramarcaron los sellos. A las estampillas les pusieron el nuevo valor de 25 centavos", registra el presidente de la Federación Filatélica, Edgardo Alegría, y agrega "ese correo aéreo duró seis meses".
Fue corto el tiempo, por lo que las cartas que pudieron circular con ese sello postal que luego fue conocido como "Honduras negra", no habrían sido muchas.
Tal es el caso que el sello se convirtió en todo un misterio, y en uno de mucho valor para los filatelistas.
Según un artículo escrito por Mauricio Mejía, secretario de la Federación Filatélica en 2020, hasta el año 2002 se tenía conocimiento de la existencia de dos ejemplares de "Honduras negra".
Y señala en su texto que una de las estampillas se perdió luego de ser subastada en Nueva York, tras haber sido olvidada por su comprador. La pieza fue irrecuperable, por lo que la única que quedó aumentó su valor, y se conoce, según Mejía, que fue subastada en 2012 por la casa Cherrystone por un valor de 130 mil dólares.
Al ser una estampilla cotizada corre el riesgo de ser falsificada, no obstante, todo coleccionista de sellos postales, antes de adquirir una pieza tan cara en subasta, debe pedir una certificación que la acredite como original, y en el caso de la única "Honduras negra" de la que se tiene registro, tiene una certificación que data de 1974, y que fue realizada por Herbert Bloch.
El valor filatélico de la "Honduras negra" es anterior a la desaparición del puente que la ilustra, y está supeditado a su rareza y no a factores externos como el hecho de que el puente ya no existe.
Se desconoce quién es el actual dueño de esta pieza.
