Siempre

El Artículo de Octavio Carvajal: Nido de hipócritas

Reducto de farsantes, bribones que rinden pleitesía a jefes para lograr nutridos y caros favores. Aquí casi nadie escapa a las mieles del poder

02.02.2019

TEGUCIGALPA, HONDURAS. -Un grupillo de políticos, empresarios, periodistas y unos tirados de “analistas” soñados “pilares” de la “moral” nomás son un nido de hipócritas tras el golpe de Estado del 28 de junio de 2009. Quienes querían morir en el sillón en esa era, alabados por amigos y voces tarifadas, hoy –según sus codicias, egos y doctrinas– adoran o acusan a JOH de dictador, mientras otros que lo elevaron le echan maldiciones.

Esta reata de vividores que parece ser la fuman verde o se atoran el tabique con el polvo blanco como si fuera harina, son los mismos actores –de un bando y de otro– que desde 2009, cansan gritando decoro, riñendo corrupción, impunidad, narcotráfico, dictadura y son sus líderes.

En primera fila negocian chuparse el país, en el nombre del padre y del pisto que tanto les apura en la llanura. ¡Farsantes, bribones.

Tripa
Lo más penoso para nuestro tuerce es como este reducto de parásitos engaña y mueve incautos (mentes débiles) que se tragan toda su sarta de mentiras. Todo mundo arregla el despelote que parieron. Trazan sus picardías de mil formas tapados en nocivos personajes ufanados de doctos en economía y otras materias para matarse el hambre a costillas de la penuria ajena.

Desde la caída de Manuel Zelaya Rosales media nación sigue dividida por culpa de un chorro de maleantes de traje (particulares, financieros y unos reporteros) que en su tiempo le loaron sus caprichos, le rozaron su cuarta para volarse la Constitución y clamar lo que hoy “odian”, la reelección.

Eran su caja de resonancia. Como siempre, miles olvidan por atraso o por provecho.

El amigo de Los Horcones sigue en plena lucha con el apoyo de fieles. No se cansa de exigir su restitución. Dice “amar” el país y lo incendia ante la pasmosa y atenta reacción de pequeños, medianos y grandes del ámbito nacional. Si su bronca es JOH, pues a él debe quemarle su casa. Para “Mel” todos son pícaros menos él. ¡Qué bonito! Siendo el rey pateó a todo aquel (por cierto, muy pocos) que no avalaron sus costosos gustos políticos.

Los hondureños deben despertar de una vez por todas. De nada sirve que elijan a políticos tapados en otra bandera si son los mismos mañosos y tramposos de hace varias décadas. No más impunes en puestos públicos si presos se mirarían más bonitos'.

Billete
No hay duda que aquí muchos rinden pleitesía a jefes para lograr nutridos y caros favores. Casi nadie escapa de las mieles del poder. “Mel” Zelaya creyó –igual que anteriores y sucesores– que, regando billete estatal a diestra y siniestra, se perpetuaría con fines aviesos. Su pana Porfirio Lobo Sosa asumió el mando en medio de una nación ardida por las malditas codicias de los mismos. ¡Qué injusticia!

Lobo Sosa resolvió su vida, la de su grupo y de paso, perdonó a Zelaya Rosales en el Toncontín. Por las mieles del imperio se alió con galanes que ahora tilda de “malos amigos”. Ya no recuerda que él también traicionó a quienes lo subieron al trono. Igual que su paisano, dejó opulentos y con medios de prensa a unos cronistas. Los tarifados que tanto riñen (sus partos), son camada sin crédito.

Rótulo
Está agitado por el encierro de su esposa señalada por la Maccih-Ufecic de cometer actos sucios siendo primera dama. En un tuit fresco, el exjefe dijo que “no es gastar millones en publicidad lo que va a lograr que a la gente le disminuya la animadversión a un gobernante, es mejor reflexionar, pedirle a Dios que le de humildad, fortaleza, sabiduría...”. Candil de calle…

Directo al pecho de JOH. Pero ¿quién bendijo a JOH, señor Lobo Sosa? ¿No fue usted? Está gritando recato, pidiendo “justicia” para su pareja y de “mandatario” fue un fiasco. Exigió que nos quedáramos calladitos. Indague quien es el oficial de Policía que cuidándolo a usted y a los suyos hoy, por tirria, nos señala de “garganta asalariada” solo porque no mimamos sus empeños ni los de nadie. ¿Qué les pasa, siguen altivos? Aterricen.

No más vejetes que ponen y quitan presidentes. Dejen el llanto culpando a otros de la ristra de males paridos por ustedes y sus “lucernas” para atracarnos. Cero saludos con sombrero ajeno. A los políticos en general, a ciertos empresarios y sus queridos del periodismo venal bien les haría dejar la hipocresía. Vivimos en guerra por sus malditas avaricias. No más reelección. Muerto el perro, se termina la rabia. ¿Cómo les quedó el ojo?