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Pinceladas con inspiración sacerdotal

Decidió que nos sentáramos para revelarnos parte de su vida e imponiéndose a los nervios mostró a EL HERALDO al ser humano que deja escapar por momentos su vocación por la pintura.

04.08.2012

Un imponente letrero en la pared nos dio la bienvenida al lugar donde desarrolla su labor pastoral Casa Belén, un hogar para desvalidos. Unos minutos de espera antes de estrechar las manos del sacerdote, apasionado por los trazos de lo intrínseco y lo abstracto, nos permitió conocer por anticipado su trabajo como religioso.

Como si quisiera escapar y arrepentirse de la promesa de mostrar su otro “yo”, antes nos llevó a un recorrido por la clínica, salón donde reciben charlas los alcohólicos y personas que se drogan, el comedor donde ofrece alimento a más de 100 personas cada día y la escuela para adultos mayores.

Al no encontrar nada más que mostrar, decidió que nos sentáramos para revelarnos parte de su vida e imponiéndose a los nervios mostró a EL HERALDO al ser humano que deja escapar por momentos su vocación por la pintura.

Así se inició la entrevista con el sacerdote Ramón Martínez Pérez, coordinador de la Pastoral de la Salud, de la Arquidiócesis de Tegucigalpa, de la iglesia católica. El sacerdote nació en España y durante 20 años ha tomado a Honduras como su tierra.


¿Cómo fue su infancia?
Mi infancia la pasé en Huéscar, Granada, España. Fue normal aunque mis padres, por ser emigrantes, como a los 10 años se vieron obligados a dejarme en un internado que además era un seminario. Mi madre regresó tres años después, pero durante ese tiempo siempre nos vimos para Navidad.


¿Su vocación por el arte de la pintura cuándo la descubre?

Siempre fui un aficionado a la pintura. Mi vocación de sacerdote al igual inició bastante joven.

¿Qué le gustaba pintar?
A los seis años gané un concurso de pintura de una fábrica de lana y pinté una oveja; en ese momento estudiaba en una escuela coordinada por monjas. Obtuve mi primer premio, pero cuando vi el dibujo que la madre superiora había mandado al concurso, vi que no era mi obra porque la había retocado ella, entonces fue mi primera decepción como artista cuando vi que habían otras manos que podían retocar mi creación.


¿Sus padres aún viven?
Sí, mi papá se llama Ramón Martínez Guijarro y mi madre Carmen Pérez, ambos están en España y son bastante adultos.


¿Tiene hermanos?
Sí, somos tres hijos, hay una hermana mayor y uno menor que yo.


¿Sus hermanos le apoyan?
Son muy respetuosos y permanecen al pendiente de mis padres, que por ser mayores necesitan de cuidados que deberíamos aportar los tres, pero yo estoy aquí, así que ellos me ayudan. Son buenos, no me reprochan jamás.


¿Cuántos años lleva de trabajo pastoral?
Son 26 años de vida sacerdotal, llenos de gracia y bendición.


¿Cómo nace su vocación de sacerdote?
Yo tenía siempre una inquietud desde niño y al mandarme al internado, que era un seminario, vino todo a coincidir. Había un cura mayor en mi pueblo, una persona de la tercera edad, que se encargó de acompañarme y apoyarme.


¿Cómo ha podido combinar la vocación artística con la pastoral?
No me ha costado trabajo, es algo innato que no puedo dejar de ejercer, es como mi vocación de sacerdote, es como la vida de Dios que te atrapa y pintar es algo vocacional. Me lo tomo muy enserio, es algo hermoso, un gran regalo de Dios y la vida. Nunca he tomado clases de pintura, pero algunos dicen que son buenas jajajajajaja.


¿Ha pensado en algún momento realizar una exposición?
Yo no quiero parecer que soy un artista consagrado. Todo ha estado en el ámbito privado, pero cuando dejé la Casa Zulema en 2003 (un hogar para pacientes con VIH/Sida) regresé a España y en ese momento se organizó una exposición, pero no estuve presente, fue para recaudar fondos para el proyecto. En la actualidad me gustaría, para recaudar fondos para Casa Belén, pues es un proyecto para personas que viven en la miseria.


¿Cuántas obras tiene listas para presentar en una exposición?
Es una colección significativa, son varias, aunque son impresentables.


¿Por qué impresentables?
Porque no son nada convencionales, son extrañas, pues no dejo de ser realista, pero quiero indagar, investigar, escudriñar otros lenguajes a través de la pintura. También me gusta hacer pensar sin renunciar a lo figurativo, pintar desde el fondo del alma.


¿Sus pinturas en su mayoría no son religiosas?
En mis pinturas acentúo mas lo humano, lo profano, más que lo religioso. Pero al llegar al fondo del ser humano se toca el tema espiritual. Voy más por el camino humano, me gusta mucho el pintor Francis Bacon, artista inglés. Todos esos artistas que desean instalarse en lo que guarda el ser humano.


¿Usted tiene un autorretrato?
No quiero parecer interesante, pero lo único que intento es indagar. Es como ir a la esencia de la persona y captar el fondo que lleva adentro.


¿Qué lleva dentro el sacerdote Ramón?
Uno no se desnuda en público jajajajajjajaja. Como usted me lo pregunta, entonces son preguntas importantes, las verdaderas preguntas, pero como comprenderá llevo a alguien con inquietud y con mucha búsqueda, que va trazando un camino ya en la edad mediana de la vida, que me interesa mucho el ser humano en la medida que yo también aprendo de mis fantasmas y encaminado a mi vida consagrada.


¿Usted cree que de no ser sacerdote fuese un pintor reconocido?
Está claro que si no hubiese sido cura, nunca hubiese abandonado la pintura.

¿Hace cuántos años usted llegó a Honduras?
Son 20 años de estar en Honduras. Pero me ausenté tres años y ahora estoy en una segunda etapa, cuando se abre Casa Belén y asumo la responsabilidad de la Pastoral de la Salud de la arquidiócesis. Estamos en proceso de configurar una nueva parroquia en la colonia Nueva Capital, esos son como mis tres grandes retos.


¿Qué ha significado vivir en Honduras?
Estoy convencido de que fue voluntad de Dios porque jamás, ni de forma remota, pensé que mi vida iba a transcurrir aquí. Al ordenarme de cura, me dieron unas tarjetillas de invitación para los familiares o amigos y se acostumbra que uno escriba una frasecilla en la tarjeta y yo elegí: Aquí estoy Señor, envíame, y nunca pensé que se tomaría (Dios) en serio el cheque en blanco que le ponía para que él dispusiera que fuese aquí.


¿Qué lo ha motivado?
Fue Dios que lo dispuso y una de las mejores cosas que encuentro es que hay suficiente campo para servir. Ser sacerdote aquí me facilita lo esencial como yo quería desarrollar mi vocación de cura.


¿Qué es Casa Belén?
Casa Belén es un proyecto hermoso donde ofrecemos espacio para personas que han permanecido en el abandono por drogas, enfermedad, prostitución. En Casa Belén tenemos un comedor, una escuela para adultos mayores, un salón para reuniones de alcohólicos y personas que usan drogas y una clínica para brindar asistencia médica.

El sostenimiento se logra por medio de escasas donaciones, pero Dios provee.


¿Cómo logran las ayudas para sostener la Casa Belén?
En ocasiones las ayudas que recibe el padre Patricio Larrossa, yo se las chupo, muchos de los amigos que colaboran con él son mis amigos, tenemos una simbiosis grande.

No es tan difícil encontrar personas que deseen ayudar, pero a veces quisiera encontrar más. La ayuda nacional que recibimos es de siete botellones de agua purificada a la semana, 10 bolsas de pan blanco, cuatro pollos al mes y siete cilindros de gas por trimestre. Los viernes vamos a los puestos del mercado y ellos nos regalan verduras que se han puesto feas a la vista, pero que están buenas y esas nos sirven para el comedor. Las medicinas para la clínica nos las envían amigos de España.

¿Qué nos hace falta a los hondureños para ser más solidarios?
El hondureño es amable, tiene un sentido de Dios grande, pero le hace falta agresividad de la buena, no la de machete jajajajajajajaja. Hay cierta pasividad, hace falta un arranque para atreverse a más.


¿Aún hay esperanza para transformar a Honduras?
Claro que se puede, al compartir, al comprender que debemos hacer una ciudad o la vida más humana, creando una estructura de justicia.

De la labor pastoral, ¿qué es lo que más le fascina hacer?
El mundo del dolor, por ahí he encausado mi labor, con los enfermos.


¿Ha pensado terminar sus días acá?
No puedo dejar a medio palo lo que he empezado y la vida me empuja a seguir adelante.

A nivel religioso, ¿qué lo empuja a continuar acá?
Es la frase de Jesús que dice: Todo lo que le hagan a uno de estos pequeños que son mis hermanos, me lo hacen a mí.

¿Para ayudar a Casa Belén?
Llamar al teléfono 2201-4035 o escribir al correo electrónico resistir10@yahoo.es